Albert Rivera, ex presidente de Ciudadanos (partido español de corte liberal progresista), ha arremetido hoy en Twitter contra el ministro de Consumo de España, Alberto Garzón, (Izquierda Unida) por apoyar la dictadura y la represión en Cuba y la tiranía y el hambre en Venezuela, mientras cuestiona la neutralidad y la legitimidad del Rey de España, Felipe VI.
Rivera, que dejó la política el 11 de noviembre de 2019, tras el descalabro electoral que llevó a Cs a pasar de 57 a 10 diputados, salió al paso de un tuit de Garzón, en el que éste acusa a la monarquía española de maniobrar contra el Gobierno social-comunista de Pedro Sánchez (PSOE) y Pablo Iglesias (Unidas Podemos).
"Apoyan la dictadura y la represión de los Castro en Cuba, la tiranía chavista y el hambre en Venezuela, piden indultos para políticos golpistas, pero desde el coche oficial y con sueldos de ministro arremeten contra el jefe del Estado que defendió nuestra Constitución. Cobardes", escribió Rivera en Twitter.
Alberto Garzón, coordinador nacional de Izquierda Unida en España, es el político que antes de ser ministro escribió en sus redes sociales que Cuba es el único país del mundo con un consumo sostenible. Estas declaraciones levantaron ampollas en la opinión pública española que temía que quisiera convertir a España en un remake de la Isla caribeña. Ante tanta presión, Garzón borró el tuit.
Por su parte, Albert Rivera, es actualmente es presidente Ejecutivo y del Consejo de Administración para España y Portugal del despacho de abogados Martínez-Echevarría.
Durante su período como presidente de Cs, criticó al presidente español Pedro Sánchez por no reunirse con la oposición durante su viaje a La Habana. También estuvo apoyando la causa de Venezuela, país que visitó para apoyar la democracia.
El origen de la polémica
Detrás del tuit de Rivera está la decisión del Gobierno de España (una coalición de izquierda) de prohibir a Felipe VI, jefe de Estado, acudir a la entrega de los títulos acreditativos a los nuevos jueces en Barcelona, un acto que ha contado con la presencia del monarca desde que es Rey y de su padre Juan Carlos I, en los últimos veinte años.
La opinión pública española supo del veto porque tras finalizar el acto, Don Felipe llamó por teléfono al presidente del Consejo General del Poder Judicial en España, Carlos Lesmes, y le dijo que la habría gustado ir a Barcelona.
Esta llamada ha sido interpretada por los ministros de ultraizquierda del Gobierno español como una falta de neutralidad de la Casa Real española con la intención de boicotear a un Ejecutivo elegido democráticamente.
El veto a la visita del Rey a Barcelona se da en medio de la negociación de los presupuestos generales del Estado, para los que el Gobierno de Pedro Sánchez necesita el apoyo de Esquerra Republicana (que apoya la independencia de Cataluña y es una formación política antimonárquica).
También coincide con la polémica por la inhabilitación del presidente de la Generalitat de Cataluña, Quim Torra; el estudio del indulto a los presos del Procès y el hecho de que los independentistas catalanes no hayan olvidado el discurso que dio Felipe VI tras el referéndum ilegal del 1 de octubre de 2017, definiendo la consulta como "un inaceptable intento de apropiación de las instituciones históricas de Cataluña".
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