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Cubanos duermen en colas para comprar gas licuado en Sancti Spíritus

Un directivo explica que la demanda creciente de gas se debe a que las familias prefieren cocinar con ese combustible que con electricidad.

Punto de venta de gas de Colón, en Sancti Spíritus. © Escambray / Vicente Brito
Punto de venta de gas de Colón, en Sancti Spíritus. Foto © Escambray / Vicente Brito

Este artículo es de hace 3 años

Muchas personas duermen haciendo las colas para poder comprar el gas en la zona de Garaita, provincia de Sancti Spíritus, según un reporte de la prensa oficialista local.

Las filas para el combustible comenzaron a ser más abultadas después del anuncio gubernamental de que el combustible aumentaría casi el doble de lo que costaba hasta el 31 de diciembre pasado, con la puesta en marcha de la llamada “tarea ordenamiento”.

El periódico Escambray culpa del agravamiento de la situación a coleros, a revendedores de números de las colas y al “cambalache” de turnos, sin detallar sobre estas actividades.

Sin embargo, algunos entrevistados señalan problemas más administrativos como el horario de venta que es solo hasta las 2:00 p.m. y la falta de flexibilidad para permitir que vecinos les compren la balita de gas a personas vulnerables, porque no forman parte de su núcleo familiar.

Pese al llamado de las autoridades a mantener el distanciamiento físico y cumplir con las medidas sanitarias, las personas se aglomeran en las colas a la espera de poder comprar el combustible doméstico.

Osmel Pontigo Izquierdo, jefe del Área Comercial de la Unidad Empresarial de Base División Territorial Comercializadora de Combustibles en Sancti Spíritus, explica que la demanda creciente de gas se debe a que las familias prefieren cocinar con ese líquido que con electricidad.

Aunque Pontigo no lo menciona, esto pudiera deberse igualmente al incremento de las tarifas eléctricas que se inició este año con el “ordenamiento” económico, una medida del Gobierno que estableció un aumento salarial a 2 100 pesos mínimo, pero a la vez significó un notable incremento del costo de bienes y servicios básicos.

Sobre el aumento de la demanda del gas en la provincia, un reporte anterior de Escambray, en diciembre del año pasado, apuntaba:

“La demanda provoca que los consumidores deban esperar días para que llegue su turno de comprar el cilindro de 10 kilogramos. Hasta hace apenas unas semanas, cada consumidor tenía derecho a comprar el gas liberado cada 7 días, pero, con la nueva regulación de la comercializadora Cupet de alargar el ciclo hasta 21 días, las colas comenzaron a cogestionarse”.

En un principio, el Gobierno anunció que las balitas de gas de 10 kilogramos comenzarían a venderse a 213 pesos cubanos, pero luego redujo su precio a 180, citando “preocupaciones de la población”.

El Jefe de la Comisión de los Lineamientos, Marino Murillo, explicó que la reducción estaba relacionada con la disminución del costo de la tarifa eléctrica con respecto al aumento propuesto inicialmente. “(…) Si tú bajas la tarifa de electricidad, tiene que bajar un poco también el precio del gas para ser coherentes con la matriz de consumo en la cocción de alimentos”, dijo.

Murillo admitió que, entre las principales opiniones recogidas en los días previos a la medida económica, estaba la incoherencia entre el nuevo salario y el aumento de precio de facturas, entre ellos, el salto de 4.00 CUP a 7.50 CUP en la tarifa de electricidad en el caso de consumidores en el rango 301-350 kWh/mes.

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Maykel González

Periodista de Cibercuba. Graduado de Periodismo por la Universidad de La Habana (2012). Cofundador de la revista independiente El Estornudo.


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