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Prensa oficialista expone fracaso de mensajeros de farmacias en Ciego de Ávila

“Sumar otros eslabones a la cadena solo ha alejado más la medicina”, apunta un crítico reporte del medio oficial Invasor.

Venta medicinas en Ciego de Ávila con mensajeros © Invasor/ Ailén Castilla Padrón
Venta medicinas en Ciego de Ávila con mensajeros Foto © Invasor/ Ailén Castilla Padrón

Este artículo es de hace 2 años

A poco más de un mes de la implementación de la venta de medicamentos mediante mensajeros en las farmacias de Ciego de Ávila, la medida ha resultado un fracaso para lograr que realmente lleguen a las personas necesitadas.

“Sumar otros eslabones a la cadena solo ha alejado la medicina”, apunta un crítico reporte del medio oficialista Invasor sobre esta iniciativa para evitar las reventas de fármacos, mayor movilidad, además de lograr una distribución más equitativa de medicamentos ante la aguda escasez que prevalece en el país desde hace varios meses.

Lo que se suponía que “debía acortar la cadena que va del fármaco al enfermo pasando por el Consultorio del Médico y la Enfermera de la Familia y los factores de la comunidad”, ha hecho que “los encargados de poner en marcha el mecanismo son los primeros en beneficiarse”, refiere el citado análisis.

Además, exponen, de que “no hay un listado que permita controlar y rotar a quien accede en cada ciclo a los fármacos de la tarjeta de control; las personas con urgencias, en su mayoría, quedan desprotegidas porque deben esperar el día de compra de su consultorio”.

“Ha cambiado la forma de venta, pero no las cantidades de medicamentos disponibles, y dividir lo poco entre muchos, casi nunca, satisface a todos”, apunta también.

Igual señalan “altibajos para completar la nómina de mensajeros y en la falta de disposición para recoger casa por casa recetas y tarjetones”, y el desconocimiento de los médicos de la familia de los medicamentos en farmacia, quienes no pocas veces recetan “sin saber si el papel encontraría respaldo”.

“Hay CDR donde ha costado que alguien se encargue de recoger las bolsas. Unos trabajan, otros son jubilados, están enfermos, cuidan hijos y nietos o, simplemente, no quieren. Esta es una tarea voluntaria que asumimos con responsabilidad, pero necesitamos más sensibilidad y apoyo. Si no llegamos con el fármaco, las personas nos culpan, y el problema es lo poco que entra no que hagamos mal el trabajo”, añadió Yanai Fernández Rigondeaux, mensajera del Consultorio No. 17, del reparto Díaz Pardo de la ciudad de Ciego de Ávila.

No obstante, las quejas no son solo por la escasez. También por pérdidas de recetas y faltantes en los vueltos del dinero para el pago de las medicinas, además de “no basta con repartir a partes iguales si obviamos las peculiaridades, por ejemplo, dónde hay más hipertensos, diabéticos, afiebrados o convalecientes de la COVID-19”.

Por su parte, en las farmacias donde antes las colas eran un agobio, ahora lo son las montañas de bolsas sobre el mostrador y las jornadas extendidas hasta después de las ocho de la noche para terminar la venta de medicinas de un solo consultorio.

El mecanismo que describe el diario resulta hasta surrealista cuando, en el afán de compartir equitativamente lo poco que hay, “en la puerta se coloca el listado de lo que entró, se especifica en qué porcentaje de cobertura están los fármacos controlados, y son los presidentes de los consejos populares y delegados los que definen en qué orden transcurrirá la compra”.

La iniciativa de los mensajeros igual afecta a quienes les prescriben medicinas en los cuerpos de guardia. De no encontrar sus fármacos en las farmacias designadas a los hospitales, tienen que recurrir a los médicos de la familia para que les vuelvan hacer las recetas para que el mensajero se las traiga.

Este proceso pareciera que es expedito y eficiente, pero en la práctica es todo lo contrario, refiere Invasor mediante el caso de Ana Luisa Suárez, a quien le rechazaron sus recetas en tres unidades, porque “allí no le correspondía”, y “debió volver a su consultorio para obtener otras y echarlas a la rueda de la mensajería. Mientras tanto, su celulitis y la infección debieron avanzar más rápido que la cola y fue en un grupo de ayuda en Facebook donde consiguió parte del tratamiento”.

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