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Cubano que perdió a su familia en el Río Bravo buscaba atención médica para su hijo en EE.UU.

El niño tenía dos tumores, uno de ellos en la cabeza, y en Uruguay no contaban con los recursos para atenderlo. Por eso el cubano y su esposa decidieron hacer el arriesgado viaje, para que el niño fuera tratado por médicos en Estados Unidos.

Guillermo Alan Matos, su esposa y su hijo, en 2019 © Facebook / Guillermo Alan Matos
Guillermo Alan Matos, su esposa y su hijo, en 2019 Foto © Facebook / Guillermo Alan Matos

Este artículo es de hace 2 años

El cubano que perdió a su esposa y a su hijo de cuatro años ahogados en el Río Bravo al intentar cruzar la frontera desde México a Estados Unidos, estaba en busca de un tratamiento médico para el pequeño.

Guillermo Alan Matos y su esposa Alessa Nadines Patiño Rivero, uruguaya de 25 años, querían que el pequeño Ismael fuera tratado por los médicos en Estados Unidos, pues el niño tenía dos tumores, uno de ellos en la cabeza.

En Uruguay, donde residían, no disponían de recursos suficientes para poder atender al menor, y por eso decidieron hacer el arriesgado viaje, que terminó con la muerte de la madre y el niño.

El trágico hecho ocurrió el pasado jueves por la mañana en Ciudad Acuña, en el estado mexicano de Coahuila. Los tres se metieron al río juntos, pero la fuerte corriente arrastró a Alessa y a Ismael sin que el cubano pudiese hacer nada por ellos. Él pudo regresar a la orilla en tierra mexicana, donde contactó a las autoridades de inmediato, pero ya era demasiado tarde.

"Estaba bajito el río, pero había un poco de corriente y empezamos a resbalarnos y se nos fue. Cuando quisimos virar para atrás fue demasiado tarde, ya teníamos la corriente en contra...", relató en conversación telefónica con el periodista Javier Díaz, de Univisión.

Tras conocerse la tragedia, la Policía Civil de Coahuila comenzó la búsqueda de los dos cuerpos en el río. El niño fue encontrado al poco tiempo, pero la búsqueda de su madre no ha tenido éxito.

"En estos momentos lo único que yo quiero es encontrar el cuerpo de mi esposa, para poderle darle el destino que lleva y podérselo enviar a su familia que están esperándola como loca allá en Uruguay, están devastados", confesó Matos al reportero.

La familia de Guillermo Alan, de 33 años, lo esperaba en Hialeah, donde debía iniciar una nueva vida. Ahora su padre viajó a México para ayudarlo en estos duros momentos.

Mientras, su tía y su prima realizan gestiones con políticos de Florida para que le otorguen una visa humanitaria.

"El vino a este país con un propósito, de querer ayudar a su hijo", dijo la tía entre lágrimas.

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