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René Espín, otro pelotero olvidado: "Después que terminas tu carrera deportiva ya no se acuerdan de ti"

"Siempre hubo peloteros priorizados y los otros, aunque nos comiéramos la pelota, no accedíamos a nada", dice en esta entrevista.

Pelotero cubano René Espín © Cortesía del entrevistado
Pelotero cubano René Espín Foto © Cortesía del entrevistado

Este artículo es de hace 1 año

El 28 de noviembre de 1998, un hombre salía llorando del box de Metropolitanos en el estadio “Guillermón Moncada”: el diestro René Espín, quien había sellado la garganta de miles de personas con una dominante actuación hasta el séptimo capítulo, lo que hizo pensar en un juego de cero hits cero carreras.

Transcurría la trigésimo octava Serie Nacional de Béisbol y los Guerreros de la capital enfrentaban a los dueños de casa, Santiago de Cuba, que dependían del astro Norge Luis Vera. Tras permitir dos hits en el octavo, a la altura del noveno, Orestes Kindelán conectaba potente línea más allá de las cercas con Reutilio Hurtado en segunda para dejar al campo a Metros.

Las gradas indómitas se levantaron lideradas por la conga santiaguera, pero los aplausos no sólo fueron para el Tambor Mayor sino para el pequeño capitalino que con vergüenza, lloraba su derrota.

Este fue uno de los grandes momentos vividos por nuestro entrevistado de hoy, este pitcher de 16 Series Nacionales que, como tantos, ha pasado al olvido.

¿Qué experimenta René Espín en la actualidad, te atienden, vives cómodamente?

Ay Julita. A mis 52 años, por suerte tengo casa, un techo; otros, ni eso tienen. Después que terminas tu carrera deportiva ya no se acuerdan de ti. Te lo digo porque lo pienso.

Después que nos dedicamos y entregamos tantos años al deporte… ¡somos olvidados! Te cuento que yo fui el Novato del año en 1991 aunque debuté en 1988 (por la regla de los 32 innings) y no guardo un recuerdo, ni un trofeo me dieron.

Tampoco lo recibí cuando fui líder en juegos salvados, relevados, lanzados y ni siquiera me incluyeron en la Serie Selectiva y menos soñar con un equipo CUBA A. Siempre hubo peloteros priorizados y los otros, aunque nos comiéramos la pelota, no accedíamos a nada.

Si esto fue siendo útil ¿qué dejas para el retirado? No recibo ninguna atención por parte de nadie; es duro decirlo. Me contenta hacer lo que hago que es dar clase a mis niños.

Para colmo estoy recibiendo un salario mínimo como instructor y no como gloria deportiva. Los peloteros que jugamos más de 15 campañas nacionales estamos considerados glorias deportivas y como tal, debemos recibir un salario acorde más o menos con el esfuerzo realizado.

Parece que mis tres títulos con Industriales, mis 47 victorias y 41 juegos salvados no son suficientes. No fui la clásica estrella del montículo, pero sí considero que tuve épocas muy buenas, dignas de al menos un entrenamiento de la preselección. Ayudé en todo lo que pude y nunca tuve miedo a enfrentar a ningún bateador y siempre fui respetuoso y disciplinado.

¿Has hecho las gestiones necesarias para que seas reconocido como gloria deportiva y por ende devengar un sueldo mayor?

Jajajaja. Si no fuera lo triste que es me reía, de veras. Yo ya estoy cansado de tanto andar, de tanto papeleo. Esto lo sabe todo el mundo y nadie resuelve nada. Es un insulto. Llevo dos años en esto. Volví a hacer los papeles para que me paguen. Los entregué en el INDER y ahora dicen que faltan tres firmas. Ya me agoté y dije que no quería nada. Es que te acaban con la paciencia en este país.

Y tengo techo pues cuando gané con Pedro Medina en 1996 me dieron un apartamento en mi municipio Guanabacoa que afortunadamente me cambiaron tras los dos triunfos con Anglada (2003-04 y 2004-05). Una de mis hijas tiene problemas con las piernas y pude bajar de un quinto piso a una casa.

La carrera del hijo de la Villa de Pepe Antonio coincidió con mi trayectoria en el Noticiero Nacional Deportivo y no recuerdo ninguna protesta, ningún gesto grosero, ningún lanzamiento mal tirado de este pitcher.

Como relevista lo vi trabajar en momentos muy difíciles y ganando o perdiendo, siempre fue un caballero, característica que lamentablemente ha ido desapareciendo de nuestra pelota. Por encima de la ropa se veía que tenía cuna y cuna es familia.

Mi familia es humilde, muy decente. Son valores que se adquieren desde que abres los ojos. No provengo de deportistas pero siempre me motivó la pelota. Mi mamá y mis abuelos paternos me apoyaron siempre. En 1991 me casé con el amor de mi vida, Arisel, y hasta el día de hoy cuento con su respaldo. Tenemos dos hijas preciosas, Rachel y Maylen.

¿Qué recuerdas de tu infancia; siempre pelotero?

Mi primer entrenador fue el estelar lanzador reglano Manolo Hurtado estando yo en la categoría escolar. Practicábamos en el CVD “Quintín Banderas”. A esa edad infantil se juegan todas las posiciones pero yo me inclinaba por la tercera base y el box.

¡Qué honor que fueras entrenado por Hurtado, uno de los grandes pitchers cubanos!

En efecto, fue una gran experiencia; a pesar de mi edad pude aquilatar su valía, cómo nos enseñaba, lo buena persona que era además de su trayectoria deportiva. Eso es importante para un niño.

Con el paso del tiempo entrené en el terreno de Santa Fe en Guanabacoa con los entrenadores Chao y Pino y en el estadio Franz d'Beche con los ya desaparecidos Emilio Naranjo y Emilio Espinosa. Es con estos últimos que integro el equipo juvenil de Ciudad Habana, que fue dirigido por Juan Delís y Tony González en 2 temporadas.

¿Quién te inclinó a ser definitivamente un lanzador?

El profe Naranjo me dijo: “tú eres pitcher, olvídate de la tercera” y hoy día se lo agradezco. De 1998 a 2006 fui pitcher.

Por lo que veo no formaste parte de la pirámide del alto rendimiento.

No. Estudié en la ESPA provincial y en 1988 integré un CUBA juvenil para realizar un tope amistoso en la Unión Soviética y Corea del Norte… ¿Te imaginas? Por mi labor en ese mismo 1988 fui llamado para la preselección de Metropolitanos y es así como llego al alto rendimiento.

En el llamado segundo equipo de la capital tuve la suerte de ser entrenado por Ángel Leocadio Díaz, quien fuera un serpentinero de cabecera en Industriales y era un gran preparador.

¿Tu lanzamiento favorito, ese al que apelabas en los momentos cruciales?

La slider. La tiraba en 3 y 2 en 3 y 0, como fuera. Entrenaba mucho ese lanzamiento y me sacaba de muchos apuros.

¿Entrenadores que más influyeron en ti?

Leocadio, Nelson Cielo y José Elósegui. Les estoy muy agradecido. Fueron muy dedicados. Lo que sé se los debo a ellos.

Todo pitcher prefiere un receptor, al que le tiene total confianza. En tu caso ¿quién fue?

Tuve muy buenos catchers que me apoyaban en mis lanzamientos; pero el que más confianza me inspiraba era Francisco Santiesteban, quien con bases llenas u hombre en 3ra, me pedía la slider contra el piso, un lanzamiento muy difícil de recibir. Yo lo admiraba y nunca me defraudó. Tener un compañero de batería de confianza absoluta es importante. Eso se ve muy poco hoy día.

Además del desafío ya mencionado en el “Guillermón”, tú has pasado a la historia por otros, como el juegazo que lanzaste desde el montículo escarlata que significó importante victoria para los Metros sobre Industriales en el campeonato 1999-2000 y después, vistiendo el uniforme de los leones, al cerrar el play off contra Villa Clara y sumar el primer triunfo de Anglada como mánager.

El triunfo sobre Industriales significó mucho. Ver repleto aquel Latinoamericano para mí sigue siendo algo inolvidable. Más de 55 mil aficionados, la gran mayoría en contra de Metros.

Mis actuaciones en esa serie me llevaron a una selección nacional B, dirigida por Carlos Martí, que intervino en la Copa LG en Panamá en el año 2000. Lo más significativo para mí fue el relevo del juego decisivo ante República Dominicana. Sustituí en la tercera entrada al avileño Juan Bárbaro Cruz y finalmente, nos coronamos campeones.

Eran los tiempos que Cuba formaba dos elencos capaces de imponerse.

Así es. Años después, en el play off final 2003-04, esta vez defendiendo a los azules, frente a Villa Clara en un estadio Sandino repleto, fui llamado a relevar a Jorge Luis Machado.

Corría la séptima entrada y había corredores en primera y tercera, un out y nada menos que frente a Eduardo Paret, uno de los bateadores más oportunos de todos los tiempos. Para mí fue algo grande obligarlo a batear para doble play, momento trascendental del choque que 2 entradas ganaríamos y con ello, el título.

Ser integrante de un seleccionado impone cualidades diferentes: hay que jugar para un colectivo; la amistad, el compañerismo son primordiales...

Estás muy clara. Siempre me he llevado bien con mis compañeros, siempre traté y trato de ayudar a todo el que pueda. Fui compañero de cuarto de Serguey Pérez y de Frank Javier y nos llevábamos muy bien y con el que más compartí, por muchos años, fue Luis Alberto “El Queso” González, un verdadero hermano para mí.

Ojalá René Espín pueda ser reconocido como gloria deportiva, condición que se ganó con creces en 16 años lanzando en nuestras Series Nacionales; ojalá la razón se abra paso… ¡aunque realmente lo dudo!

Por cierto ¿qué harías de ser joven ahora; qué opinión te merecen nuestros compatriotas en ligas foráneas, sobre todo en la MLB?

¿Si fuera joven ahora? Viéndome como me veo, retirado y olvidado…¡claro que haría lo mismo! Y por supuesto, defiendo y admiro a los peloteros cubanos, deportistas en general, que exhiben su talento en el exterior. Sí, sin discusión, fuera uno de ellos.

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Julita Osendi

Graduada de Periodismo en la Universidad de La Habana 1977. Periodista, comentarista deportiva, locutora y realizadora de más de 80 documentales y reportajes especiales. Entre mis coberturas periodísticas más relevantes se hallan 6 Juegos Olímpicos, 6 Campeonatos Mundiales de Atletismo, 3 Clásicos


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Julita Osendi

Graduada de Periodismo en la Universidad de La Habana 1977. Periodista, comentarista deportiva, locutora y realizadora de más de 80 documentales y reportajes especiales. Entre mis coberturas periodísticas más relevantes se hallan 6 Juegos Olímpicos, 6 Campeonatos Mundiales de Atletismo, 3 Clásicos

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