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Niño cubano sobrevive a descarga eléctrica de 13 mil voltios

Yoelvis cogió un alambrón con un gancho en la punta e intentó espantar una paloma posada en la línea de 13 mil voltios.

Yoelvis García Aldereguía se recupera de su accidente © Escambray
Yoelvis García Aldereguía se recupera de su accidente Foto © Escambray

Este artículo es de hace 1 año

El niño cubano Yoelvis García Aldereguía, de 11 años, sobrevivió a una descarga eléctrica de 13 mil voltios, en Yaguajay, Sancti Spíritus.

El accidente ocurrió en la tarde del primero de julio, cuando Yoelvis cogió un alambrón con un gancho en la punta y se acercó al borde de un techo donde jugaba, para espantar una paloma posada en la línea eléctrica de 13 mil voltios.

Al tocar el cable con la vara de metal, la corriente de alta tensión traspasó el cuerpo del niño. Un reportaje del diario local Escambray indicó que “por fortuna, el arco eléctrico lo lanzó hacia atrás en fracciones de segundos y, aunque perdió el conocimiento, quedó tendido encima del techo y no cayó al suelo”.

“Solo recuerdo que desperté muy asustado y al verme las manos quemadas casi me desmayo de nuevo. Empecé a llorar y no sabía qué hacer hasta que vinieron por mí. Entonces me bajan y me llevan para la casa y casi me muero cuando vi la cara de mi mamá”, confesó el pequeño.

Yoelvis recibió el alta médica recientemente. Fue entrevistado por haber sobrevivido a un accidente que pocas personas superan. Pidió a otros niños que eviten las conductas temerarias y respeten las indicaciones de los adultos.

“Nunca más lo haré, ya aprendí la lección. Ese día el amiguito que jugaba conmigo en la placa me dijo que tuviera cuidado, pero yo no hice caso. Quiero agradecer a los médicos y enfermeras del Pediátrico que me han cuidado como si yo fuera un hijo”, comentó.

Naisa Aldereguía Fabelo, madre del menor, dijo que al saber que su hijo había tenido un accidente fueron de inmediato para el hospital de Yaguajay y de ahí para el Pediátrico de Sancti Spíritus, por la magnitud de las quemaduras en manos y pies.

“Solté el teléfono, dejé todo a medio hacer y casi me desmayo”, comentó sobre su primera impresión al ver el estado físico de su niño tras el accidente.

Muy pocas personas logran sobrevivir a una descarga eléctrica tan potente. Muchos cubanos al conocer este caso concuerdan en que Yoelvis está haciendo el cuento de “puro milagro”.

Accidentes como este pueden desencadenar una parada cardiorrespiratoria, alteraciones químicas en el organismo, fuertes quemaduras, daños térmicos y la muerte de un individuo.

A finales de junio, el niño cubano Ángel Chala Castañón, de cinco años, murió electrocutado durante una fiesta en un parque en el reparto Chibás, en Guanabacoa, La Habana.

El dictamen forense indicó que Ángel recibió la descarga eléctrica por sus pies, cuando participaba en la actividad infantil, una fiesta de espuma en un parque arrendado por particulares. El gobierno cubano no ofreció detalles al respecto y no se conoce si algún responsable de dicha fiesta fue sancionado.

En abril de 2022, otro pequeño de dos años y cinco meses murió en el municipio Pedro Betancourt, de Matanzas, tras tocar el bajante a tierra de un transformador ubicado en el batey La Prueba.

Sus familiares lo trasladaron urgentemente al policlínico Dr. Cesáreo Sánchez, donde recibió reanimación porque llegó sin auscultación y con cianosis labial. Sin embargo, no logró sobrevivir.

El gobierno de Matanzas informó sobre el caso y aseguró que abrieron una investigación policial al respecto, pero posteriormente no comunicaron los resultados.

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