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Cuba: el respeto al derecho a la vida

Cuba exhibe avances y logros extraordinarios en la realización de las aspiraciones económicas, sociales y culturales de sus ciudadanos

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Este artículo es de hace 16 años

¿Cuántos entre las decenas de millones de analfabetos y hambrientos de la Tierra conocen que el 10 de diciembre de 1948 la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la Declaración Universal de los Derechos Humanos? Apenas unos pocos.Puede afirmarse con toda seguridad que buena parte de las personas que pueblan las naciones subdesarrolladas y muchos marginados en las sociedades industrializadas, aun cuando sean capaces de identificar sus aspiraciones en pro de una existencia mejor, están atrapados en el claustro de la ignorancia, la falta de recursos y la inculcada “imposibilidad” para salir de esta situación.En el intento de hacer valedero el propósito de la ONU, la Conferencia Mundial de Derechos Humanos de Viena, celebrada en 1993, proclamó el derecho al desarrollo como condición universal e inalienable y parte integrante de los derechos humanos fundamentales.Transcurridos casi 15 años, el 30% de la población del planeta sufre alguna forma de malnutrición, mientras más de la mitad de la carga de enfermedades del mundo se pueden atribuir al hambre. Hoy, más que nunca, el sagrado derecho a la alimentación es ignorado por el brutal sistema de explotación y saqueo que impone el capitalismo.En medio de la casi universal desigualdad imperante en la mayoría de las naciones, Cuba exhibe avances y logros extraordinarios en la realización de las aspiraciones económicas, sociales y culturales de sus ciudadanos, a pesar de que su desarrollo material ha sido limitado por el criminal bloqueo de Estados Unidos.La protección y garantía de los derechos y libertades a los cubanos que establece la Constitución y la restante legislación laboral, no solo resulta compatible con la naturaleza y alcance de los derechos y libertades consagrados en la Declaración Universal, sino que en numerosos aspectos el ámbito de reconocimiento y protección es mucho más amplio y abarcador.Y más aún, Cuba ha desarrollado programas y proyectos en beneficio de la salud y la educación de otros pueblos.Contrariamente, la mayoría de las naciones ricas, encabezadas por los Estados Unidos de América, subordinan la verdadera cooperación en materia de derechos humanos a sus intereses de influencia geopolítica o de dominación imperial, mientras cometen graves violaciones amparadas en la lucha contra el terrorismo.Mientras la Revolución cubana expande su ayuda solidaria con decenas de miles de profesionales de la salud diseminados por toda la geografía del planeta, el selecto grupo de países desarrollados dedica 17 mil millones de dólares a producir alimentos para perros, sin tener en cuenta que, por ejemplo, solo en África mueren hoy 91 niños de cada mil que nacen vivos.Los principales violadores de los derechos humanos son los mismos que han impuesto un orden económico insostenible e injusto, donde han tomado asiento la falta de solidaridad, el individualismo y el egoísmo.La Cuba acusada y difamada es la que desde 1963 hasta la fecha ha aportado más de130 mil de sus hijos para brindar colaboración especializada y técnica en alrededor de 130 países. Ha estado presente en ayudas emergentes con motivo de desastres naturales como huracanes,inundaciones, erupciones volcánicas y ha permanecido todo el tiempo necesario en esos lugares para apoyar las tareas de reconstrucción.De una esperanza de vida al nacer de 61 años, hoy los cubanos pueden vivir hasta cerca de 80; la cobertura de la seguridad social ascendió del 53 al 100; el penoso nivel de escolaridad promedio de segundo grado que teníamos en 1958 en la actualidad es de noveno grado; la  proporción de médico por habitante varió de uno por cada mil 76, a uno por 172.Hace apenas unos días, la directora regional de la UNESCO, Rosa Blanco, declaró en Santiago de Chile que Cuba será el único país de América Latina y el Caribe que cumplirá las Metas del Milenio, de educación para todos, con lo cual se confirma la validez de nuestra política en el campo de los derechos humanos.Entretanto, Susan Mc Dade, representante residente del PNUD, dijo esta semana que la nación antillana es una de las pocas que logra acceso a la salud universal, aplica políticas públicas explícitas para la alimentación y tiene un trabajo excepcional en el cumplimiento de las Metas del Milenio.Fuente. Trabajadores. 

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