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“Sirena, la perrita clavadista": una de tantos perros callejeros en Cuba

Ella es una de los tantos perros callejeros que merodean por las calles santaclareñas, no tiene dueño, solo un mentor.


Este artículo es de hace 5 años

Tanto es el calor en Cuba por estos días que hasta los animales se las arreglan para refrescarse. Tal es el caso de Sirena, una perrita que en los últimos días se ha vuelto popular entre los santaclareños por su extraña afición al clavado.

Cuando más implacable es el sol, Sirena no se lo piensa dos veces y se va hasta el canal, río o arroyo más cercano y se lanza al agua con impecable estilo atlético, para quedarse allí largo rato, hasta que siente la necesidad de salir… para volverse a lanzar.

Muchas veces los transeúntes, concentrados en sus preocupaciones cotidianas, se llevan un susto mayúsculo cuando de repente son salpicados, o sienten el bombazo de aquellas 20 libras al chocar con el agua.

Ella es una de los tantos perros callejeros que merodean por las calles santaclareñas, no tiene dueño, solo un mentor. Yordanis es uno de los jóvenes que vende alimentos en la zona hospitalaria de Santa Clara, y si bien dice que no quiere perros en su casa, se ha encariñado con Sirena desde que un día le trajo en la boca el celular que se le cayó del puente mientras intentaba fotografiarla.

«El celular no sirvió pa' más nada, pero lo que importa es el gesto, ¿verdad? Yo digo que a lo mejor ella creyó que le habían tirado algo, y por eso lo rastreó hasta sacarlo del agua. Desde ese día le traigo comida, como muchos otros que ya la conocen», asegura el muchacho.

—¿Y quién le puso el nombre?

—No lo sé. Cuando yo la conocí ya le decían Sirena, ya era una perra famosa —responde, con una sonrisa infantil en el rostro.

Sirena también es madre: «Tiene tres cachorritos, los parió aquí, debajo del puente, hace par de semanas, y yo les daba vuelta todos los días, pero con las lluvias de los últimos días se los llevó y ahora no sé dónde están. Yo la vi con uno en la boca, parece que los movió para que no se ahogaran», asegura el joven.

Los clavados de Sirena le han ganado admiradores, y muchos se concentran en el puente del canal, ubicado al frente del hospital Arnaldo Milián, para presenciar el espectáculo. Hay quienes le lanzan comida o piedras al agua, para que las recoja con una asombrosa habilidad. También dice su mentor que acostumbra a jugar con las clarias: «un día sacó una, pero parece que la mordió porque le cogió miedo, y le ladraba de lejos, hasta que el bicho aquel se metió de nuevo en el agua».

«A veces la siento toser y me da lástima», dice Yordanis, a quien le intranquiliza que se enferme con las aguas infectas de un canal que arrastra varios residuos hospitalarios.

«Pero lo que más me preocupa es que un día recojan perros callejeros y se la lleven, sin saber que ella es querida por nosotros», concluye.

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