Óscar González confesó en una corte de Miami-Dade haber acabado con la vida de la bailarina cubana Rosmery Ramírez Morales, de 23 años. Las pruebas que mostraron en su contra las autoridades fueron determinantes para que confesara el crimen de su pareja sentimental.
La corte, por su parte, negó a González, que fue detenido dos días después del asesinato, la imposición de una fianza para eludir la prisión a la espera de la celebración del juicio, para el cual ya se ha empezado el proceso de selección de jurado.
El arresto se produjo después que un amigo suyo alertara a la policía sobre el paradero del homicida. Los agentes encontraron a la joven cubana sin vida en un apartamento de Fontainebleau (Miami) a causa de una herida de bala.
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