La recogida de equipajes y la cantidad de paradas indebidas que realizan algunos choferes se han convertido en los principales problemas a los que se deben enfrentar los cubanos cuando se suben a un ómnibus nacional.
A pesar de que en la Isla existe un parque de unos 700 vehículos, la situación de este tipo de transporte sigue sin experimentar grandes mejoras.
La inversión del Gobierno de Cuba en forma de millones de pesos en moneda libremente convertible sigue sin alcanzar para cubrir las necesidades de la población.
También los conductores critican la falta de civismo de los pasajeros, a los que acusan de lanzar basura y restos de comida en el piso de los ómnibus.
Trasladarse con este medio de transporte sigue siendo, en la actualidad, una verdadera odisea para los ciudadanos cubanos.
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