Aprovechando que el presidente Donald Trump se encuentra disfrutando de sus vacaciones, la Casa Blanca está siendo objeto de la mayor remodelación que haya vivido en los últimos 60 años.
La reforma es de tal magnitud que el Despacho Oval ha sido desocupado y los muebles guardados en otro lugar. El corazón de la Casa Blanca, el Ala Oeste, ha cedido protagonismo a pintores, decoradores y fontaneros.
Medios de prensa han dado a conocer que mientras duren las labores de remodelación, los consejeros del presidente se ubicarán en el edificio de la oficina ejecutiva Eisenhower.
La agencia gubernamental General Services Administration (GSA) ―a cargo del mantenimiento de los edificios federales― ha dado a conocer que en este caso las obras están centradas principalmente en modernizar el sistema de aire acondicionado.
No obstante, también está previsto sustituir alfombras y restaurar cuadros, unos cambios que costarán 1,17 millones y 275 mil dólares, respectivamente.
La construcción de la Casa Blanca comenzó en 1792 y fue remodelada en 1812 tras sufrir severos daños por parte de los ingleses. Desde entonces se ha sometido en varias ocasiones a obras de mantenimiento. La principal tuvo lugar en la década del 40, bajo la presidencia de Harry Truman (1945-1953).
Hasta principios del siglo XX los presidentes solían trabajar en el segundo piso. Sin embargo, en 1902 Theodore Roosevelt (1901-1909) decidió construir el Ala Oeste, que ha sido ampliada a lo largo de los años.
La última gran renovación ocurrió durante el gobierno de Richard Nixon (1969-1974), que decidió construir una sala de prensa con 49 asientos para los principales medios de comunicación acreditados, encima de la piscina construida en 1933 para Roosevelt.
Recientemente, la revista Golf afirmó que Trump considera el edificio público más importante de Estados Unidos "un verdadero cuchitril". Poco después, el presidente negó categóricamente haber dicho tal cosa y dio por terminada la polémica con un rotundo "Amo la Casa Blanca".
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