El pasado domingo 17 de diciembre, el periodista cubano Oliver Zamora dedicó su habitual “Comentario Internacional” en el Noticiero Dominical de la televisión estatal a hacer balance de los tres años transcurridos tras la reanudación de relaciones diplomáticas entre Cuba y EE.UU., impulsada por el ex presidente Barack Obama.
En su relato, Zamora menciona la “hipocresía del sistema político estadounidense”, su “cinismo”, e insiste en que se ha tratado a Cuba como “carta de cambio” en estos tres últimos años.
Tras la descripción de lo que ha sido un evidente retroceso en las relaciones, el periodista exige un papel más dinámico y de mayor apoyo a la comunidad cubana que reside en EE.UU. con el fin de favorecer el deshielo, que atraviesa ahora mismo su etapa más difícil.
En tal sentido se dirige directamente al exilio cubano al que le dice que “no basta con querer normalizar las relaciones para viajar a Cuba y robustecer los lazos familiares”, y le pide que se organice contra la política de Trump.
Destaca, igualmente, que no basta con “estar en desacuerdo” con el actual presidente norteamericano en lo que respecta a las relaciones con Cuba, sino que hay “exigir esos derechos” y “organizarse, de ser necesario, para ejercer presión dentro de la lógica del funcionamiento de esa sociedad”.
Algunos medios en Miami, por su parte, han visto en ese mensaje un desesperado intento del Gobierno cubano de no seguir perdiendo posiciones ante el creciente enfriamiento de las relaciones entre ambos países. Otros, en cambio, identifican una manifestación más de sus propósitos de manipular al exilio de Miami en beneficio propio.
¿Se podría haber imaginado que un periodista de la Televisión Cubana le hablaría directamente a la comunidad exiliada en Miami con el fin de pedirle que “exijan sus derechos”?
Cuesta creerlo, pero ahí está, desde la televisión cubana se le ha pedido a la comunidad cubanoamericana que tome partido, que sea enérgica, y que exija "sus derechos" en relación con la política de Donald Trump hacia la Isla.
El mensaje televisado de este periodista puede ir acompañado de muchos calificativos o apreciaciones, pero en todo caso es evidencia de que, efectivamente, el Gobierno de Raúl Castro intenta agarrarse a cualquier tabla de salvación con tal de no perder terreno en las ya maltrechas relaciones diplomáticas con Estados Unidos.
El pasado domingo 17 de diciembre, el presidente Donald Trump dijo, por su parte, que "las autoridades cubanas no hacen lo correcto; y cuando ellos no hacen lo debido, nosotros tampoco”.
Y añadió que había "que ser fuertes con Cuba. El pueblo cubano es increíble, ellos me apoyan fuertemente y vamos a encaminar a Cuba”.
Sus palabras se suman a las nuevas medidas que dio a conocer el Gobierno norteamericano en noviembre, que afectan el comercio con la Isla y que restringen también los viajes de norteamericanos a la mayor de las Antillas.
Lo cierto es que, a la vista de ambas posturas, y salvo un giro imprevisto, de momento las posiciones entre ambos gobiernos parecen cada vez más distantes.
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