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Farmacéutico de Walgreens niega prescripción médica a una mujer para finalizar un embarazo no viable

Pese a que acabó adquiriendo el medicamento en otra farmacia sin problemas, Nicole Artega considera que lo que experimentó es “algo que ninguna mujer debería pasar”.

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Este artículo es de hace 5 años

Nicole Arteaga, una maestra residente en Peoria (Arizona), ha compartido en su perfil de Facebook una desagradable experiencia que vivió recientemente, cuando un farmacéutico de Walgreens le negó un medicamento para terminar un embarazo no viable, es decir, un embarazo donde el feto no había desarrollado latido cardíaco, lo que la obligaba a un aborto quirúrquico o espontáneo.

El médico que la atendió le dio dos opciones: someterse a una intervención en el hospital o prescribirle un medicamento que agilizara el proceso y que pudiera vivirlo desde la comodidad de su casa.

Ella eligió la segunda vía, pero cuando acudió a Walgreens para comprar el medicamento, el farmacéutico le preguntó si estaba embarazada, ella respondió que sí y él le dijo que no le dispensaría el medicamento "por sus creencias éticas”.

La mujer ha explicado a un medio local que se vio obligada a describir la situación delante de su hijo de siete años, que la acompañaba en ese momento, y frente a otros clientes de la farmacia, sin que haya conseguido que al final el farmacéutico le vendiera el medicamento.

"Me mantuve a la merced de este farmacéutico explicando mi situación frente a mi hijo de 7 años, y a cinco clientes detrás solo para que lo negara debido a sus creencias éticas. Lo entiendo, todos tenemos nuestras creencias. Pero lo que no entendió es que esta no es la situación que esperaba, esto no es algo que quisiera. Esto es algo sobre lo que no tengo control ", escribió Nicole Arteaga en Facebook.

La mujer ha señalado que abandonó la farmacia entre lágrimas y preguntas de su hijo pequeño, sintiéndose humillada, violentada y cuestionada por una decisión que no fue suya, sino de la naturaleza.

Arteaga ha dicho que ha contactado con el gerente de la tienda, con la oficina corporativa de Walgreens, y que ha presentado una queja ante la Junta de Farmacia de Arizona.

Pese a que acabó adquiriendo el medicamento en otra farmacia sin problemas, considera que lo que experimentó es “algo que ninguna mujer debería pasar”.

Walgreens, por su parte, ha publicado la siguiente declaración sobre el incidente:

“Después de enterarnos de lo sucedido, nos comunicamos con la paciente y nos disculpamos por la forma en que se manejó la situación. Para respetar las creencias sinceras de nuestros farmacéuticos y, al mismo tiempo, satisfacer las necesidades de nuestros pacientes, nuestra política permite que los farmacéuticos abandonen una receta para la cual tienen una objeción moral. Al mismo tiempo, también se les exige que envíen la receta a otro farmacéutico o gerente de turno para satisfacer las necesidades del paciente de manera oportuna. Estamos investigando el asunto para garantizar que las necesidades de nuestros pacientes se manejen adecuadamente”.

Arteaga ha dicho que la declaración corporativa no es del todo cierta. Ha precisado que Walgreens no se acercó a ella, sino que fue al revés. Además ha destacado que, si la política exige que otro farmacéutico o gerente de guardia ayude en una situación como la suya, había allí otros trabajadores disponibles que deberían haber procesado la transacción.

Según ella, había otros dos empleados en la farmacia en ese momento que atendían a otros clientes. "No me dieron la opción de que alguien más en esa tienda me diera la receta", dijo Arteaga. Y añadió: "Esas pautas se rompieron".

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