Aunque la masturbación pública es un fenómeno mundial: ello no es motivo para hacerlo invisible o convertirlo en algo cotidiano en Cuba. Pensar que es un “mal inevitable” es en cierto modo una forma de legitimarlo.
Por el contrario, se hace necesario denunciar el problema para promover leyes más eficaces y aplicarlas. La masturbación pública es un tipo de agresión de género que sufren las mujeres con una frecuencia indeseada. En Cuba es un espinoso y conflictivo tema, que casi toda mujer ha padecido al menos una vez en su vida.
Julio César González Pagés, cubano, ensayista, profesor, coordinador general de la Red Iberoamericana y Africana de Masculinidades, pero sobre todo activista contra la violencia de género, realizó una entrevista en La Universidad de La Habana para encontrar opiniones y puntos de vista sobre un tema especialmente delicado.
En este vídeo un grupo de jóvenes ―sobre todo mujeres― dan su opinión sobre un fenómeno que les atañe más de lo que quisieran, y al que casi nunca se le da la importancia que merece.
La masturbación pública es un grave acto de violación del espacio de las mujeres.
Representa también una apropiación violenta del espacio público por parte de hombres que están practicando un poder contra la mujer, sin permitirle una elección.
Hay que reflexionar, hay que endurecer las leyes, y que cada vez que un hombre diga en cualquier rincón de la Isla: “mírame, mi amor”, sepa a qué se arriesga.
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