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Cámara de rejas del sifón del alcantarillado de La Habana

A principios del siglo XX la villa de San Cristóbal de La Habana carecía de un sistema de alcantarillado eficiente para conducir las aguas albañales. Por el contrario, las aguas pluviales y negras descargaban simultáneamente, llegando los albañales a inundar, en época de lluvia, a las casas construidas por debajo del nivel de la calle. Era la ciudad colonial, una urbe de malos olores e impurezas a la vista.


Este artículo es de hace 8 años

A principios del siglo XX la villa de San Cristóbal de La Habana carecía de un sistema de alcantarillado eficiente para conducir las aguas albañales. Por el contrario, las aguas pluviales y negras descargaban simultáneamente, llegando los albañales a inundar, en época de lluvia, a las casas construidas por debajo del nivel de la calle. Era la ciudad colonial, una urbe de malos olores e impurezas a la vista.
La administración del gobierno interventor (1898 - 1902) le encargó proyectar al ingeniero Samuel Gray, un sistema de cloacas y drenajes para la ciudad, la cual en esa época contaba con 351 000 habitantes. Dicho proyecto debía cubrir las necesidades de una población futura de hasta 600 000 habitantes.
Más tarde, la jefatura de las obras desarrolló en detalles el proyecto propuesto por este ingeniero, rediseñándose así cada una de estas a partir de las mismas hipótesis, con muy ligeras variaciones.
El Sistema de Alcantarillado Central de la Ciudad de La Habana que se construyó entre 1908 y 1915, comprende dos colectores principales; uno llamado Colector Norte, el cual va paralelo a la costa, por la parte norte de la ciudad y el otro Colector Sur, que se extiende hacia la parte sur y oeste y se va ramificando hacia esa parte de la ciudad. Ambos colectores se unen bajo la Plaza de Armas y llegan hasta la Cámara de Rejas del Muelle de Caballería, donde las aguas reciben tratamiento, consistente en la eliminación de los sólidos flotantes gruesos y la sedimentación de las arenas y gravas.
Desde aquí las aguas pasan a través de un sifón invertido por debajo de la bahía, excavado como túnel en la roca del fondo, hasta llegar al pozo de succión de la estación de bombeo de Casablanca. Es aquí donde las aguas albañales son elevadas por medio de bombas centrífugas hasta el túnel bajo la loma de la Cabaña, que las conduce por gravedad hasta el Emisario Submarino de la Playa El Chivo, para disponerlas a una distancia de 140 metros de la costa y a una profundidad de 11 metros.
Al inicio, la limpieza y mantenimiento de las rejas se hacía de forma manual. Con el pasar del tiempo y debido al funcionamiento continuo, los equipos instalados se fueron deteriorando paulatinamente, dificultando las labores de limpieza; y entonces se hizo necesaria la instalación de tres rejas mecánicas automáticas nuevas en el año 2010, las cuales fueron donadas por el Sindicato Interdepartamental para el Alcantarillado de la Aglomeración de París (SIAAP) y la Asociación Cuba Cooperación de Francia, creándose así las condiciones óptimas de funcionamiento y garantías del servicio.
Las obras del alcantarillado y drenaje de la ciudad son tal vez las obras de ingeniería más ocultas, desconocidas y hasta las menos agradables por su olor, pero aun así, y debido a la complejidad de la construcción de muchas de sus estructuras, el sifón de la bahía fue declarado en 1997 por la Unión Nacional de Arquitectos e Ingenieros de la Construcción de Cuba (UNAICC), una de las siete maravillas de la ingeniería cubana de todos los tiempos.

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