
Atravesando el nuevo puente de hierro sobre el río Almendares, camino del Vedado a Miramar, noté que algo pequeño colgaba de su baranda. ¿Un candado? En ese momento pensé que podría pertenecer a uno de los trabajadores del puente, pero luego recordé mi viaje a Paris y la costumbre de los enamorados de visitar allí el Puente de las Artes. En señal de que su amor será eterno, las parejas fijan en el puente un candado con sus nombres o un pequeño escrito y lanzan la llave al río.
Esta costumbre comenzó en Roma, en el Puente Milvio. Las parejas de enamorados, inspiradas por los protagonistas de la novela ¨Tengo ganas de ti¨ de Federico Moccia, comenzaron a usar el poste de luz para colgar los candados como señal de su amor. En el año 2007, a causa del peso de todos los candados, cayeron las farolas.
Al regresar, noté que el pequeño candado aún estaba ahí y como es ya costumbre saqué mi cámara para tomarle algunas fotos, pensando que quizás sea este el inicio de una nueva y romántica tradición en La Habana. Un pescador, al verme tomando fotos, se me acercó curioso y comentó que era casi seguro que fuera obra de una pareja de enamorados. Agregó que esperaba que, si se convertía en costumbre, no aparecieran personas que bucearan en esa zona del río en busca de las llaves para abrir los candados y hacerlos suyos.
Su idea me hizo sonreír. Espero que nuestro puente pueda cargar con el peso del amor que hay en los candados y que las aguas del río se mantengan lo suficientemente turbias, solo en caso de que aparezcan esos rastreadores subacuáticos.
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