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Las ruinas del Hotel New York

Ni puertas, ni ventanas, todos los accesos tapiados con bloques y el techo de la marquesina de la entrada principal con un crecido ¨jardín¨ de yerbas malas, es lo que encontramos del otrora Hotel New York, en la calle Dragones entre Amistad y Águila.


Este artículo es de hace 8 años

Ni puertas, ni ventanas, todos los accesos tapiados con bloques y el techo de la marquesina de la entrada principal con un crecido ¨jardín¨ de yerbas malas, es lo que encontramos del otrora Hotel New York, en la calle Dragones entre Amistad y Águila. Ubicado, sin dudas, en una posición envidiable, junto a la puerta que marca la entrada al Barrio Chino, a pocos metros del Capitolio Nacional y muy cercano a la Terminal de Ferrocarriles, fue durante muchas décadas el hotel que acogía a los cubanos de provincia, de visita por la capital.

Construido por los contratistas cubanos Tella y Cueto, se inauguró el 18 de junio de 1920. Su propietario Blanco López y Compañía, era dueño también de los hoteles Boston y Saratoga.

A inicios del siglo XX las posibilidades de alojamiento en La Habana eran reducidas y lo usual era hospedarse en casas de huéspedes. Con la instauración de la nueva república y la intervención norteamericana, se dio un gran movimiento migratorio, que provocó una elevada demanda de instalaciones para el alojamiento de comerciantes, hombres de negocio y turistas. Se modernizaron entonces las instalaciones existentes, con comodidades como ascensores y la instalación de baños y servicios sanitarios en las habitaciones.

Durante la Primera Guerra Mundial (época de las ¨Vacas Gordas¨) nuevamente se incrementaron las demandas de las capacidades hoteleras en La Habana y se puso de moda un proyecto ¨típico¨ de edificios de cuatro o cinco pisos de altura, con los dormitorios distribuidos alrededor de un patio central, generalmente cubierto. En los bajos se ubicaba la recepción, el lobby, bar, oficinas de la administración y otros servicios públicos. Los pisos intermedios se dedicaban a habitaciones, todas con su baño, agua fría y caliente, teléfono (a veces sólo uno por piso) y otros adelantos de la época. El New York contaba con 87 habitaciones. El comedor se ubicaba en la última planta. La fachada se componía de tres filas de ventanas con balconcillos.

Se desconoce el destino de esta instalación, que a pesar del abandono y su estado ruinoso, mantiene la armonía con los edificios cercanos, como el de la antigua Compañía Cubana de Teléfonos (hoy ETECSA). Una imagen más triste brindan los edificios (habitados) de la acera ubicada frente al antiguo hotel, que exhiben el ladrillo pelado y milagrosamente se mantienen en pie.

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