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Montañas con una esquina rota

La muestra de esta duodécima Bienal de La Habana ¨Montañas con una esquina rota¨, se encuentra en las naves en ruina de lo que fue, en la década del 90 del siglo XX la fábrica de ensamblaje de bicicletas y en décadas anteriores la fábrica de ómnibus Girón, ubicada en las calles 18 y Línea, en el Vedado.


La muestra de esta duodécima Bienal de La Habana ¨Montañas con una esquina rota¨, se encuentra en las naves en ruina de lo que fue, en la década del 90 del siglo XX la fábrica de ensamblaje de bicicletas y en décadas anteriores la fábrica de ómnibus Girón, ubicada en las calles 18 y Línea, en el Vedado.
El visitante recibe un mapa al entrar en la instalación. El mapa es una vista en planta de la antigua fábrica, con números identificando la ubicación de las obras, y en la leyenda los nombres de los autores. Muy simple. Sin título de la obra, nacionalidad del autor o nota aclaratoria de la curaduría.
La tarde de mi visita el cielo amenazaba con una lluvia torrencial.
Al avanzar por los inmensos locales, me di cuenta que más que un mapa, necesitaba un guía.
La lluvia comenzó cuando entré en la primera nave que, por suerte, conserva aún gran parte del techo. El agua entraba a chorros a través de grandes agujeros en la cubierta. Recorrí con la vista el local buscando la obra, pero solo veía chatarras de vehículos. Un niño me indicó dónde se encontraba. Una carrocería, de algo que una vez fue un carro, yacía sobre su techo. Los agujeros de ventanillas y parabrisas tapados con papel plateado, no permitían ver su interior. El niño me dijo que mirara por la rendija en la parte trasera, que cada pocos segundos se encendían unas luces.
Mientras esperaba que escampara, tuve la dicha de encontrar un guía, que me explicó dónde hallar cada obra.
Una pequeña ¨isla¨ en medio de una de las naves sin cubierta en el techo. Crecían yerbas silvestres sobre arena, conchas de mar y monedas cubanas.
Un paracaídas colgando de una de las vigas más altas. Me comentó que era de la Segunda Guerra Mundial.
Una loma de sal con huellas de quemaduras, como agujeros de un volcán.
Paredes de ladrillos que guardaban pequeños, casi invisibles, tesoros: monedas, aretes, dijes, pedacitos de metal.
Una bicicleta cortada a la mitad. Una parte anclada a una columna, la otra parte anclada en la pared en diagonal, y en el medio las herramientas de corte y protección con las que se dividió la bicicleta.
Una larga nave llena de latas escachadas, formando figuras en el piso.
Una gigantografía de un local derrumbado.
Una interesante muestra fotográfica.
Una pequeña fogata en una de las naves, donde la pared del fondo conserva huellas del incendio que afectó, años atrás, la fábrica.
Unas latas viejas, de distintos tamaños, ubicadas bajo una tubería de agua con un salidero. Las gotas al caer sobre las latas provocan un sonido rítmico. Una zamba, según su autor.
Las ruinas recuerdan montañas rotas. Yo, mapa en mano y guía cerca, me sentía que buscaba un tesoro escondido.
No soy especialista y me fue difícil encontrar las obras y complicado comprender, en algunos casos, el posible mensaje de su autor.
Las altas paredes y arcos de ladrillos, las vigas desnudas, los escombros, los charcos, se fundieron de manera increíble con el arte. 


Artistas:
Abraham Cruzvillegas
Michel François
Ryan Gander
Pierre Huyghe
Gabriel Kuri
Tatiana Mesa
Helen Mirra
Navid Nuur
Roman Ondák
Shimabuku
Roman Signer
Ariel Schlesigner
Richard Wentworth

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