El hundimiento del remolcador 13 de marzo, un hecho acontecido el 13 de julio de 1994, constituye una de esas historias de las que los cubanos en la isla, al parecer, no quieren ni hablar.
Al menos es esa la impresión que queda luego de ver este video, grabado por un equipo periodístico de Martí Noticias en las calles de la Habana
"No quiero hablar de eso", "Camina", y gestos de desaprobación ante la pregunta, marcaron el testimonio de varios cubanos cuando fueron interrogados sobre este triste suceso. Otro, más joven, dijo desconocer sobre qué se le estaba preguntando.
El gobierno cubano ha mantenido durante años un secreto hermético sobre lo que sucedió aquella terrible madrugada, y por ello, pudiera justificarse en algunos el desconocimiento.
¿Qué sucedió aquella noche del 13 de julio de 1994?
Pongamos las cosas en contexto.
Cuba venía de "vivir" el más cruento de los años del llamado Período Especial. Las calles del país, principalmente en la capital, eran un hervidero de gente descontenta por la terrible situación económica y política que se vivía en la isla. Escaseaba de todo.
Entonces ocurrió el secuestro del remolcador 13 de marzo, un hecho que no es aislado, pues no era la primera vez que se intentaba secuestrar un navío para desviarlo hacia los Estados Unidos, pero que según declaraciones posteriores dadas a la prensa por el capitán del remolcador Polargo 5, uno de los remolcadores que participó en la persecución de la nave secuestrada, fue un hecho que pudo haberse evitado, pues "estaban preparados y alertas" sobre la posibilidad de la ocurrencia de ese secuestro. A pesar de ello, no se abortó la salida en la misma bahía de la Habana, sino que el navío salió sin contratiempos.
El gobierno cubano ha insistido en que, las fuertes marejadas, la poca visibilidad, y el mal estado de la embarcación, propiciaron la zozobra de una nave que fue perseguida por otras muchas embarcaciones y que en el intento de detenerla "chocaron" con ella accidentalmente y la hundieron.
Sin embargo, testigos sobrevivientes de la tragedia han relatado que las naves que los persiguieron, y que por ser más ligeras pudieron darles caza, comenzaron a darle bandazos al remolcador y a arrojar chorros de agua al mismo, a manera de intimidación.
La única "declaratoria oficial" con respecto a este hecho, "eximía de culpa al gobierno" e insistía en la "furia" de los demás patrones de remolcadores al ver como se robaban otra embarcación "del pueblo" y que la persecución y todo lo demás que vino después, fue un "actuar por cuenta propia" de los demás patrones de barcos y que "no hubo órden de arriba".
En todo caso, accidental o no, los culpables de la muerte de 37 cubanos, algunos de ellos niños menores de edad, jamás comparecieron ante la justicia. Nunca se ventiló públicamente este hecho. En la prensa cubana jamás apareció el testimonio de algunos de los que milagrosamente salvaron su vida aquella madrugada, ni para decir que les habían lanzado chorros de agua, ni para decir que no les habían lanzado chorros de agua; ni para decir que el bandazo fatal fue tan solo el último de los bandazos que les dieron, o que fue uno solo.
Todo lo que se publicó en esas fechas, llevó encima el rigor (mortis) de la prensa oficial.
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