La gran cantidad de regulaciones que el Gobierno cubano impone a los cuentapropistas, dificulta la prosperidad de muchos pequeños negocios en el país. Sin embargo, a los extranjeros que invierten en la Isla las cosas se les facilitan mucho más.
Los inversionistas que proceden de fuera de Cuba, no tienen límites a la creación de capital, mientras que los cubanos están limitados por leyes muy restrictivas: impuestos, regulaciones, y varias formas de control y vigilancia.
Un grupo de cuentapropistas santiagueros entrevistados en este reportaje por Palenque Visión para Martí Noticias, explican su disgusto con las trabas y límites que el Gobierno pone a sus pequeños negocios.
Consideran que si trabajan, si se sacrifican, es con el fin de sacar una ganancia y marcar una diferencia, algo que consideran que no pueden hacer en la Isla.
Uno de los puntos del Plan Económico y Social de Desarrollo para el 2030 ―aprobado en el VII Congreso del PCC― expone justo eso: que no se permitirá la “acumulación de riquezas personales”
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