Como ineludible metáfora de la propia caída del gigante soviético, han quedado las ruinas del antiguo restaurante Moscú, en pleno corazón del Vedado habanero.
Un incendio lo apartó de la vida pública en algún momento de los años 90, y allí quedó, sometido a la desidia y al abandono que acaba por convertir viejos edificios en involuntarios bonsáis, que albergan plantas silvestres que avisan que ahí, entre ruinas, todavía late la vida.
“Arte nuevo de hacer ruinas”, con esa imagen un par de cineastas alemanes dieron forma, hace varios años, a un premiado documental que resumía en cinco ejemplos, casos de cubanos que habitaban entre ruinas y edificios en muy mal estado de La Habana.
Viendo este reportaje del Sistema Informativo de la Televisión Cubana sobre el antiguo restaurante Moscú ―de celebrar la autocrítica en este caso― sorprende que no hayan sido habitadas todavía estas ruinas.
Sólo las puertas tapiadas han podido, seguramente, evitar que este edificio, aparentemente muy sólido, no haya acabado convertido en improvisadas viviendas.
Dramático, y mucho, es el caso de un lugar que estando ubicado nada menos que en 23 y P, tan cerca de edificios claves de La Habana como el Pabellón Cuba, el cine La Rampa, las oficinas que albergan a varias aerolíneas y hasta un edificio del Minrex, de este valioso edificio nadie se haya ocupado.
Habrá que ver si ahora, que Cuba vuelve lentamente otra vez la mirada a Rusia, a alguien se le ocurre recuperar al antiguo "Moscú".
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