El que habitualmente es uno de los momentos más emotivos de una ceremonia nupcial terminó siendo en esta ocasión tremendamente cómico. En el instante de entregar las alianzas a los novios al testigo se le cayó complemente el pantalón.
Los novios y el resto de personas que se encontraban en ese momento en el altar no pudieron contener la risa ante una situación tan embarazosa como inusual.
Después de este momento los novios, los testigos, las damas de honor e, incluso, el sacerdote, continuaron riéndose durante la ceremonia y tuvieron dificultades para contener la risa durante las promesas matrimoniales.
En esta boda las lágrimas no fueron de emoción, como es habitual, sino de risa.
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