El USS Cheyenne ―un submarino nuclear norteamericano de ataque― ha atracado este martes 6 de junio en la ciudad portuaria de Busan (Corea del Sur), tras participar en unos simulacros con la Fuerza de Autodefensa Marítima de Japón.
La agencia Yonhap ha informado que la parada técnica en Corea del Sur fue sólo para reabastecerse pero, desde luego, el hecho no ha pasado inadvertido para nadie.
El USS Cheyenne es un impresionante sumergible de ataque de 110,3 metros que según destacan hoy medios de prensa, es “capaz de ejecutar combates antisubmarinos y antisuperficie participó en simulacros con la Fuerza de Autodefensa Marítima de Japón, aunque una fuente militar estadounidense ha comentado que no está programado que intervenga en nuevos ejercicios militares”.
Está equipado con misiles de crucero Tomahawk —con una autonomía de vuelo unos 3.100 kilómetros— y puede hospedar un total de 130 tripulantes.
No es el primer submarino norteamericano que arriba a territorio de Corea del Sur, en el pasado mes de abril, el submarino USS Michigan ―dotado de misiles― también atracó en territorio surcoreano.
EE.UU. continúa presionando a Corea del Norte en una escalada de tensión mutua, fruto de la persistencia de Corea del Norte en seguir adelante con su programa nuclear, en contra de los llamados de la ONU y de la reiterada advertencia de EE.UU.
El pasado 29 de mayo, Corea del Norte efectuó el lanzamiento de un misil balístico de corto alcance (tipo Scud), que voló alrededor de 450 kilómetros. Según estimaciones del Gobierno japonés, el misil cayó en aguas de su zona económica exclusiva.
El submarino de propulsión nuclear USS Cheyenne no tiene previsto realizar ejercicios conjuntos en la región, pero es evidente que su sola presencia en la zona es una advertencia y una exhibición de poderío militar norteamericano, en las propias narices de Corea del Norte.
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