Cada cual entiende el fútbol –y el Mundial- como le viene en ganas. Es un derecho que nos asiste a todos. Esta columna sintetiza mis impresiones de cada jornada en la fiesta mayor del deporte más hermoso del mundo.
La jornada
A estas horas, Juan Antonio Pizzi ya debe haber sido sentenciado a muerte en el banquillo de Arabia Saudita. Los jeques que controlan allá el fútbol no se andan con chiquitas a la hora de defenestrar entrenadores, y para muestra está el botón de Carlos Alberto Parreira, quien debió hacer las maletas no bien el equipo perdió su segundo partido del Mundial’98 contra Francia.
Y eso que sus muchachos le plantaron cara a la Uruguay de Suárez y Cavani durante un desafío en que solo soportaron un gol derivado del cobro de un tiro de esquina. Luisito se zafó la marca y, con el guardameta de parranda, mandó el balón al fondo de las redes para acallar el cacareo de sus detractores, despabilados luego de la mala faena del charrúa en el estreno contra los Faraones. Entonces, el propio Gary Lineker llegó a mofarse así en su cuenta personal de Twitter: “Salah (quien no participó en el partido) jugó mejor que Luis Suárez”.
Vuelvo al infortunado Pizzi. El punto es que el DT nunca estuvo consciente de las pocas municiones de su equipo. Hace unos días, tras recibir una goleada frente a Rusia, consideró que los locales no habían hecho méritos suficientes para la victoria. Y unas horas atrás, en la previa del encuentro, le cantó al optimismo cuando dijo que el propósito era derrotar a Uruguay.
De largo –y da igual si su técnico lo entiende de esa manera o no-, los saudíes han sido la escuadra más inocua del Mundial. Con problemas atrás, sin ideas en el centro, carente de pegada en las inmediaciones de la cabaña ajena. Es por eso que ya no podrán colarse en los octavos, una suerte similar a la del depauperado Egipto de Héctor Cúper.
No hubo sorpresa. El libreto se cumplió línea por línea, aunque Uruguay volvió a mostrarse poco dada a generar opciones goleadoras. Si quieren obtener un pasaporte para cuartos, los celestes tendrán que optimizar la comunicación entre sus líneas y ponerle más dinámica al rodamiento de la esférica.
Para eso, sospecho que Oscar Washington Tabarez deberá transitar de maestro a milagrero.
El gol
Distante de ser un monumento a la elegancia o la espectacularidad, la diana de Suárez tuvo matices reivindicativos.
El equipo
Ninguno de los dos supo jugar al fútbol.
La individualidad
El técnico Tabarez acertó una vez más, ahora al darle la titularidad a Carlos Sánchez.
El fiasco
La nueva hornada del fútbol uruguayo (Betancur, Vecino, Arrascaeta, Nández) ha pesado muy poco en dos partidos.
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