Un robot sería más eficaz y barato gobernante que el presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez que, cuando entra en modo comemierda, se vuelve invencible.
El sofista griego Protágoras de Abdera concluyó que el hombre es la medida de las cosas que son; en cuanto son, y de las que no son; en cuanto no son, teoría que pareció inspirar al Ñato en un reciente discurso, en el pleno del comité central del anticubano partido comunista.
El compañero Díaz-Canel se esforzó por tender puentes con el sector de la sociedad cubana que aun cree en los milagros; admitiendo que no todo se ha hecho bien; pero aclarando que no son robots, sino seres humanos.
¡Bienvenido al club realista, presidente! Si hubiera dotado a su gestión -complicada por la nefasta herencia comunista asumida y el cerco estadounidense- de sentido y sensibilidad, al menos esos cubanos a quienes ahora necesita para intentar legitimarse de cara su asegurada reelección por decreto, no se habrían alejado de usted.
Un robot sería mejor presidente que Díaz-Canel porque no habría ordenado un genocidio contra los cubanos; dando una orden de combate saturniana y suicida; la revolución proclamó al FARINT como el pueblo uniformado y el propio Raúl Castro; a quien debe güiro, calabaza y miel, advirtió que el fin de la gesta llegaría cuando el ejército disparara a la masa.
Un robot tampoco habría consentido que Gaesa prosiguiera construyendo hoteles de lujo; a razón de 100 millones de dólares estadounidenses por cada cascaron lujoso vacío, mientras morían miles de enfermos de coronavirus; incluidos los asfixiados porque el desgobierno no se percató que la principal planta de oxígeno llevaba 18 años rota.
Un robot no habría embarcado a los cubanos en la insensata y costosa campaña de producir vacunas anti Covid-19; fanfarroneando ante el mundo, con tres varas de hambre y personas padeciendo y sufriendo los estragos de la pandemia. ¿Cuántas han vendido? ¿Ya han recuperado la inversión? ¿Cuántas ganancias han generado el último alarde científico? Nada sabemos, salvo que Liborio paga.
Previo a la ecuación del Ñato; el compañero Roberto Morales Ojeda -igual de nefasto y canalla que su mentor José Ramón Machado Ventura- fingió que el partido comunista anticubano está preocupado por la emigración y la delincuencia; sin dejar de reiterar que Estados Unidos tiene la culpa de que los cubanos huyan en masa del paraíso en busca del infierno.
La emigración es un grito desesperado de los pobres de la tierra en cualquier confín, pero los ñames con guayabera, lanzaron una avalancha humana contra Estados Unidos por miedo a una repetición del 11J y con la esperanza de rápida prosperidad en libertad, para que se conviertan en emisores de remesas y recargas.
El gobierno anticubano es uno de los mayores delincuentes del mundo al cobrarle a los ciudadanos empobrecidos alimentos, bienes y servicios en dólares yankis; que valen 175 veces más que el peso con que pagan salarios y pensiones a sus víctimas; incluidos los sanitarios alquilados al mejor postor, con la rapaz fórmula del embudo -80% para la casta verde oliva y enguayaberada y el 20% restante para el semiesclavo. que acabará tributando parte de su limosnas en las tiendas dolarizadas por la fallida Tarea ordenamiento.
¿Cuántos años se necesitan para empobrecer y joder aun más a los cubanos con una unificación monetaria que produjo tres monedas e hiperinflación? Dos quinquenios.
Las más de 150 embajadas que el tardocastrismo mantiene abiertas en el mundo; un despilfarro absurdo e innecesario, las sufragan los emigrados cubanos, que soportan tasas consulares y administrativas de atraco; pese a las continuas promesas de pretender "normalizar" las relaciones con la diáspora.
La anormalidad es padecer una cancillería jinetera, que esquilma a quienes desprecia e ignora; salvo gusañeros y mansos angustiados por conservar la casita en medio del descampado tardocastrista y que aun deben soportar las soflamas de Bruno Rodríguez y Ernesto Soberón; cuatreros del MINREX.
Ya sabemos que Díaz-Canel es Doctor en Ciencias Técnicas, pero debía evitar filosofar, porque los cubanos son una partía de jodedores y pueden hacer una ponina para comprar robots y mandar al Ñato y su gobierno de cucharitas al vertedero de 100; encabezando el cortejo la familia imperial biranesca y los Chicagos boys de Gaesa; merolicos apuñalando la piñata
Para tan descomunal fracaso en tiempo récord no hacía falta tanta simulación de socialismo ¿próspero y sostenible? y mucho menos comemierderías como esa fórmula irreal sobre Cuba como unidad de medida para resistencia y creatividad; siendo solo un país empobrecido, riquísimo en presos como moneda de cambio; mendigo y suplicante del imperialismo yanqui y de Miami,
Tanto dinero gastado en simposios del pan con na y nos ha nacido una estrella, el tribuno de Placetas, con la solución para los males de Cuba, un robot, un mínimo robot y no un robot colosal para que, al fin, los cubanos puedan descansar sin que ningún CVP, hablándole en Inglés con acento de la presa Minerva, impida que entren en un hotel, advirtiéndoles, ¡Compañero, como se dice en español, aquí no puede entrar hasta que los yumas no terminen de desayunar!
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