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Reina el miedo y la incertidumbre entre los cubanos retenidos en Panamá

“Detenidos, sin futuro, con miedo de regresar a Cuba. Necesitamos que alguien se compadezca de nosotros y, aunque sea, que nos dejen aquí”.

Cubanos varados en Panamá © Martí Noticias
Cubanos varados en Panamá Foto © Martí Noticias

Este artículo es de hace 6 años

El gobierno de Panamá mantiene retenidos a 124 cubanos indocumentados en un campamento de Gualaca, en la occidental provincia de Chiriquí. El grupo experimenta la incertidumbre del limbo migratorio en el que se encuentran y el miedo a ser deportados de un momento a otro.

Un reportaje del periodista Mario J. Pentón para el "Nuevo Herald" recoge las opiniones de algunos de ellos, muchos de los cuales llevan varios meses varados en la región y aseguran estar “cansados” de vivir “entre ilusiones y miedos”.

“Algunos familiares nos dicen que están preparando un campamento en Canadá para acogernos, otros te cuentan que tienen todo preparado para deportarnos”, dijo Yosvani López, un cubano de 30 años que llegó a Gualaca en abril tras pasar tres meses en un albergue Cáritas.

López viajó a Guyana con el dinero de la venta de la casa de su madre y en Panamá lo sorprendió el fin de la política de “Pies secos, Pies mojados”. “Aquí pasamos las horas entre los chats con nuestros familiares en Cuba y en Estados Unidos y la búsqueda de indicios en las noticias que nos digan qué va a pasar con nosotros”, relató.

De acuerdo con la publicación, los migrantes de Gualaca no solo tienen prohibido trabajar sino que además solo pueden salir del campamento un día a la semana para ir a Western Union, con previo aviso y acompañados de oficiales de la policía presidencial.

En el albergue también conviven dos menores de edad: Alejandro Larrinaga, de 13 años, y Christian Estrada, de 11. Ninguno asiste a la escuela desde hace año y medio, cuando salieron de La Habana.

Alejandro relató al Herald que estuvo más de 50 días en la selva y producto de la deshidratación severa se enfermó de epilepsia y convulsionó en varias ocasiones. “Tuvimos que ver gente muerta, muchas calaveras. Tuve miedo de perder a mi mamá y a mi papá”, recuerda.

Su madre, Addis Torres, no quiere regresar a la Isla donde no le queda nada pues las pocas pertenencias que tenía las vendió para reunirse con el abuelo de Alejandro, que vive en Estados Unidos.

“Detenidos, sin futuro, con miedo de regresar a Cuba. Necesitamos que alguien se compadezca de nosotros y, aunque sea, que nos dejen aquí”, dice.

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