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Otro pasajero del vuelo caldeado de Swift Air: "Si se lo hubieran hecho al ganado, hablaríamos de abuso animal"

Arturo Rodríguez reconstruye las "cuatro horas infernales" vividas en pleno agosto, encerrado en un avión de una sola puerta, sin aire acondicionado, en la pista del aeropuerto de La Habana

Arturo Rodríguez iba en el vuelo caldeado de Swift Air © CiberCuba
Arturo Rodríguez iba en el vuelo caldeado de Swift Air Foto © CiberCuba

Este artículo es de hace 6 años

El incidente protagonizado por la cubana Clara Cabrera, que protestó airadamente por el retraso y el calor asfixiante de un vuelo de la compañía Swift Air, que hacía la ruta Cuba-Estados Unidos, sigue dando que hablar. El lector de CiberCuba, Arturo Rodríguez, que en el vídeo difundido por esta web sale al principio de la grabación con una camisa blanca, asegura en una carta dirigida a nuestra redacción que si lo que les hicieron a los pasajeros de ese avión se lo hubieran hecho al ganado "estaríamos hablando de maltrato animal".

A Rodríguez le parece "risible" que alguien haya acusado a Clara Cabrera de haber recibido dinero a cambio de protagonizar una protesta a bordo del vuelo. Aunque la apoya, no comparte su tono altisonante, pero considera que éste fue provocado "por las malas respuestas de un sobrecargo", al que la joven le comentó que hacía calor y que la gente necesitaba hielo o agua. "Él le contestó de forma desagradable: Yo no voy a perder mi tiempo discutiendo contigo. Yo también estoy aquí esperando".

Este lector de CiberCuba admite que si bien es cierto que el sobrecargo estaba sufriendo las mismas elevadas temperaturas que el resto de pasajeros, no tuvo la delicadeza de caer en la cuenta de que a él le estaban pagando por estar allí, por hacer su trabajo, mientras que las personas que protestaban habían pagado por un asiento en ese vuelo.

Rodríguez asegura que el capitán del vuelo tampoco fue muy amable con la joven. "El capitán sólo nos decía de forma no muy agradable que él no era el culpable (de la situación) sino las autoridades de Aviación de Cuba y de Miami, que no lo autorizaban a despegar". Además, añadió que estaban parados porque tenían que recoger a algunos pasajeros de un avión que no había salido a las nueve de la mañana porque había registrado fallos técnicos.

Este último argumento lleva a Arturo Rodríguez a deducir que la aerolínea Swift Air no estaba en ese momento jugando al "buen samaritano sino al buen mercader". "Si les interesaba transportar a esos pasajeros iban a cobrar por ellos, pero no podían gastar una ínfima cantidad en brindarnos agua, refrescos o hielo", insiste por carta a CiberCuba. De hecho, recalca, para conseguir agua había que caminar hacia la puerta del avión. Por eso da la razón a Clara Cabrera: "Nos estaban tratando como a ganado".

La carta de Rodríguez es bastante explícita a la hora de describir la agonía que vivieron los pasajeros a bordo del vuelo caldeado de Swift Air. "Estábamos en un avión de una sola puerta, parado en medio del sol de agosto en La Habana, sin aire acondicionado y negándonos agua. Si esto se hubiera hecho al ganado, podría calificarse de abuso animal porque el ganado se transporta en camiones abiertos", apunta.

Una de las cosas que más molestó a este pasajero es que ningún miembro de la tripulación preguntara si alguien necesitaba algo porque en ese vuelo viajaban niños y personas con problemas de salud.

"Cuatro horas infernales"

Rodríguez se ha tomado la molestia de consultar la página web de Swift Air y ha comprobado que la compañía tiene su propio plan de contingencia para aplicar en los casos en que se produzcan retrasos en la pista. Así, la propia aerolínea marca que a las dos horas de demora deben servirse 'snacks' a los pasajeros, bebidas y agua. Por eso él se lleva las manos a la cabeza.

Estuvimos cuatro horas sin movernos de la pista y tuvimos que rogar para que nos dieran un poco de agua caliente

La carta de Rodríguez concluye haciendo hincapié en el mal trato recibido por parte de uno de los sobrecargos (el de menor estatura de los dos que estaban a bordo, aclara), y del piloto. Éste útimo repitió sus explicaciones durante el vuelo (que no tenía autorización para despegar), pero nunca pronunció palabras de disculpas.

Rodríguez espera que la compañía Swift Air ofrezca esas disculpas públicamente tras el maltrato a los pasajeros y tome medidas "para que su personal sepa respetar a sus clientes".

El lector de CiberCuba afirma que, al desembarcar, tras aterrizar en los Estados Unidos, tuvo la oportunidad de decirle al piloto que puede que despegar no fuera responsabilidad suya, pero sí lo fue no haberle dado agua a los pasajeros y haberles hecho pasar "cuatro horas infernales".

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Tania Costa

(La Habana, 1973) vive en España. Ha dirigido el periódico español El Faro de Melilla y FaroTV Melilla. Fue jefa de la edición murciana de 20 minutos y asesora de Comunicación de la Vicepresidencia del Gobierno de Murcia (España)


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