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¿Cuándo habrá un Sindicato de Árbitros en Cuba?

Hace solo unos días, un jugador guantanamero la emprendió a pedradas con el árbitro que lo había expulsado del partido.

Arbitros en Cuba © Cubadebate
Arbitros en Cuba Foto © Cubadebate

Este artículo es de hace 6 años

Mucho les convendría a los árbitros cubanos de béisbol, tan humillados con frecuencia por managers y atletas, mirarse en el espejo de sus colegas de la Major League Baseball.

Porque raro es el juego de la Serie Nacional donde algún director no sale a decirles otomías o un bateador no les regala un baño de improperios. A uno le tiraron un puñado de tierra por la cara; a otros les recordaron a sus madres; hubo un caso en que lo agredieron con un bate. Hace solo unos días, un jugador guantanamero la emprendió a pedradas con el árbitro que lo había expulsado del partido.

Es el imperio del relajo. Pero claro, en un campeonato donde el calendario puede ser modificado por la visita de una novena extranjera o un partido termina por forfeit debido a que uno de los mentores decidió recoger a su equipo, cualquier cosa es posible. Venga y póngase cómodo, Míster Caos. ¿Desea un café?

Así pues, repito, qué saludable sería que nuestros umpires supieran que la Asociación de Árbitros de Grandes Ligas decidió el uso de bandas blancas en las muñecas como símbolo de protesta por la oleada de ataques verbales y en reclamo de una respuesta por parte de la oficina del Comisionado.

La espoleta de la granada se activó cuando el camarero de los Tigres, Ian Kinsler, reaccionó de manera descompuesta contra el árbitro de origen cubano Ángel Hernández debido a discrepancias con los conteos. Hernández “debería encontrar otro trabajo”, llegó a decir el infielder.

La junta de árbitros no demoró en entrar en escena con un comunicado donde se leía que “este ataque denigra a todo el staff de árbitros de Grandes Ligas y es inaceptable”, añadiendo que “la oficina del Comisionado ha fallado en tomar cartas en éste y otros momentos similares”.

En virtud de que la entidad dirigida por Rob Manfred se limitó a multar a Kinsler, el comunicado advertía: “El tratamiento indulgente hacia el comportamiento abusivo del jugador envía un mensaje incorrecto a jugadores y managers. Es 'temporada abierta' contra los árbitros, y eso es malo para el juego”.

En su último párrafo, el texto apuntaba: “Suficiente es suficiente. Los árbitros usarán las bandas en las muñecas hasta que nuestras preocupaciones sean consideradas de manera seria por la oficina del Comisionado”.

¿Sirvió de algo? Por supuesto, toda vez que el señor Manfred convocó de inmediato a una reunión con representantes de la Asociación de Árbitros, que en señal de buena voluntad interrumpió súbitamente su protesta.

Moraleja: si queremos controlar la escalada de hostilidad contra nuestros jueces, tiene que existir un Sindicato de Árbitros (o como se le llame). Un escudo antimisiles. Un guardaespaldas de esos hombres que, hoy sí y mañana también, salen a hacer su trabajo por 38 miserables pesos en home plate y 35 en las almohadas.

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Michel Contreras

Periodista de CiberCuba especializado en béisbol, fútbol y ajedrez.


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