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"Se acabó la felicidad en la familia", dice el padre de la joven cubana violada y asesinada en Cienfuegos

El padre de la joven violada y asesinada en Cienfuegos, Pedro Valentín Pacheco Alonso, ha explicado cómo se desarrollaron los acontecimientos y la profunda desolación de la familia.

 © 5deSeptiembre/Ildefonso Igorra
Foto © 5deSeptiembre/Ildefonso Igorra

Este artículo es de hace 6 años

La noticia, hace poco menos de dos semanas, de la violación y asesinato de Leidy Maura Pacheco Mur―una joven madre de apenas 18 años que el próximo 25 de octubre hubiera arribado a los 19― ha estremecido a su natal Cienfuegos, y en general a los cubanos residentes tanto en Cuba como en el exterior.

El diario cienfueguero 5 de septiembre ha publicado una entrevista con el padre de la joven, quien se encuentra extremadamente afligido por el asesinato de la que, además, era su única hija.

Pedro Valentín Pacheco Alonso ha relatado al citado medio que no vivía con Leidy Maura, pero que mantenían una relación cercana, y asegura que la apoyó en su decisión de tener el bebé cuando salió embarazada.

El padre de la joven ha explicado en detalle cómo fue que se desarrollaron los acontecimientos:

“Mi niña fue ese día a la empresa de Comercio interesada en un curso, después visitó a unas amistades en Reina, almorzó luego junto a su esposo y tomó finalmente el ómnibus de la ruta 3. Se quedó en la última parada y de allí subió a una camioneta que la dejó cerca de casa, en el asentamiento conocido como Junco Viejo. A las 2:56 p.m. le timbró al esposo para decirle que había llegado, porque desde donde estaba, a poco más de una cuadra, veía su hogar, pero en realidad nunca llegó”.

A añade:

“Al entrar al callejón, ya la estaban esperando. No le dio tiempo a nada, la atacaron por detrás, le taparon la boca y perdió. La llevaron al Plan Mango y la sentaron sobre un tronco, luego fueron a unos pozos cercanos y en un caballo, casi desmayada, la trasladaron hacia una pequeña presa. Ahí la mataron y la enterraron, a la orilla de la presita. A mi niña la secuestraron el martes, la violaron el martes y la mataron el martes”.

Luego se supo que los tres hombres implicados en el brutal hecho residían en la misma comunidad de Leidy Maura. Sin embargo, no fue hasta el miércoles 27 de septiembre que la familia se percató de la desaparición de la joven y que hicieron la denuncia ante la policía.

En su relato, Pedro Valentín Pacheco explica lo siguiente:

“La noche del martes el esposo trabajó y al otro día fue a casa a verla, donde estaba la mamá de mi niña al cuidado del bebé. Entonces ella le pregunta: ‘¿dónde dejaste a Leidy?’; él responde: ‘tu hija vino ayer para acá’”.

En ese momento se dieron cuenta de la desaparición y fueron a denunciar ante las autoridades. A continuación la buscaron durante seis días y asegura el padre que hasta uno de los criminales simuló buscarla con ellos, junto a amigos, familiares y hasta desconocidos que se sumaron por solidaridad.

A la pregunta sobre cómo identificaron a los sospechosos, respondió:

“En compañía del investigador, unos pobladores del callejón me comentaron que la habían saludado minutos antes del secuestro. Más adelante, otro recordó haber visto a esa misma hora a un vecino con antecedentes de violación. Al instante lo vinculamos con un sujeto con el que siempre andaba. Ambos fueron nombrados sospechosos. (…) Trataron de desaparecerla de la faz de la tierra, pero todo salió a flote. Tenía que salir”.

Pedro Valentín ha explicado que cuando encontraron el cadáver les dieron la opción de hacer un funeral privado, pero explica que no estuvieron de acuerdo porque la gran cantidad de personas que ayudaron a buscarla merecían estar con ellos en el último adiós a Leidy Maura.

El afligido padre de la joven confiesa que toda la familia está destrozada:

“Mi madre no ha vuelto a ser la misma. La mamá de la niña… ¡para qué! Imagina que te quiten el corazón y las vísceras que llevas dentro. Así estoy yo, era la niña de los ojos míos. Nunca se le dio una nalgada ni se le gritó. Era querida por sus compañeros, los vecinos; fíjate que en la calle me dicen: ‘tan buena la niña tuya, nosotros la conocimos’".

Aunque sabe que la vida continúa, expresa que "cuando a uno se le va un hijo, no es igual que cuando se le va un padre. El dolor es una máquina que te va labrando y te destruye”.

El Código Penal cubano, en su Artículo 263, sanciona con privación de libertad de 15 a 30 años, o pena de muerte, al que mate a otro “al obrar por impulsos sádicos o de brutal perversidad”.

La familia, los amigos y conocidos de la joven Leidy Maura confían en que todo el peso de la ley caiga sobre los asesinos de la joven, aunque también son conscientes de que ni el peor de los castigos la devolverá a la vida, y que su pequeño crecerá sin recordar a su madre.

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