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Un experto vaticina que las relaciones entre Cuba y Estados Unidos pueden ir a peor

Ted Piccone, experto en política internacional, explica los motivos por los que se puede esperar un empeoramiento de las relaciones entre los dos países.

Donald Trump y Raúl Castro. © Donald Trump / Twitter- Cubadebate
Donald Trump y Raúl Castro. Foto © Donald Trump / Twitter- Cubadebate

Este artículo es de hace 5 años

Las relaciones entre Cuba y Estados Unidos podrían ir a peor, según el experto en política internacional Ted Piccone, en un artículo publicado por el Centro Brookings, dedicado a la investigación en Ciencias Sociales. En su opinión, los comportamientos de los representantes cubanos y estadounidenses en la pasada VIII Cumbre de las Américas celebrada en Lima, Perú, nos dan una pista de por dónde pueden ir los tiros.

Hay que recordar que la delegación cubana se encargó de boicotear intervenciones de representantes de la sociedad civil opositores el Gobierno de Raúl Castro mientras el vicepresidente norteamericano, Mike Pence, se reunía con la activista cubana Rosa María Payá, legitimando de esta manera su proyecto anticastrista Cuba Decide, y aclarando a navegantes que ella cuenta con el apoyo de la Administración de los Estados Unidos.

Con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca se han desandado los pasos que dio Obama hacia el deshielo de las relaciones con Cuba. El presidente de EE.UU. lo había prometido en campaña electoral y lo está cumpliendo. El paso más importante lo dio el año pasado cuando dictó un conjunto de medidas encaminadas a evitar que el dinero de los estadounidenses vaya a parar a instituciones controladas por GAESA y relacionadas con las Fuerzas Armadas, la inteligencia cubana o la Seguridad del Estado.

Estas restricciones afectan a 8 de cada 10 cubanoamericanos que no podrán alojarse en 27 hoteles de La Habana ni en otros 13 de Varadero, así como comprar en tiendas Cimex o Habaguanex o atracar un yate en la Marina Gaviota, de Varadero, entre otras regulaciones.

Poco antes del anuncio de estas medidas, Trump había retirado al 60% del personal diplomático de Estados Unidos de la embajada de La Habana a raíz de unos supuestos ataques acústicos que han afectado la salud de 24 funcionarios norteamericanos destinados en Cuba. También fueron expulsados de EE.UU. casi la totalidad de los empleados en la embajada cubana en Washington.

Estos pasos regresivos demostraron, según Ted Piccone, que Trump quería contentar a la facción pro-embargo que lidera el senador cubanoamericano Marco Rubio. La destitución de Rex Tillerson y su sustitución por el exjefe de la CIA, Mike Pompeo, así como el nombramiento del halcón John Bolton al frente de la Seguridad Nacional sólo vaticinan un empeoramiento de las relaciones entre los dos países.

La Estrategia de Obama

El experto asegura que desde que los Castro llegaron al poder hace 60 años, Estados Unidos ha adoptado una posición en la que escasean las opciones políticas, que no cambió ni siquiera cuando cayó la Unión Soviética. Importa y mucho lo que dicen los "nostálgicos exiliados cubanos en Florida".

El embargo a Cuba se ha mantenido desde Kennedy, pero de manera cambiante. Se hizo más duro tras el derribo del avión de Hermanos al Rescate en 1996. Esta ley, más las condiciones de que Cuba celebrara elecciones libres, el respeto de los derechos humanos o, en difinitiva, el fin del Gobierno de los Castro, limitó mucho las maniobras políticas de las distintas administraciones estadounidenses en seis décadas. También alejó la posibilidad de una reconciliación entre los dos países.

Fue así hasta que Obama llegó al poder, cuando se alcanzaron acuerdos que incluían la apertura de embajadas o la cooperación cultural, educativa o en campos como la medicina y la investigación. Por su parte, Raúl Castro accedió a reducir el funcionariado, abrir la puerta a los cuentapropistas, facilitar la compra-venta de viviendas y vehículos, el acceso a internet o permitir la salida de Cuba sin necesidad de un permiso estatal, conocido como la carta blanca.

Estas medidas llevaron a que el número de pequeñas empresas en Cuba pasara de 150.000 en 2008 a 580.000 en 2017. En el otro lado de la balanza estaban los miles de ciudadanos estadounidenses que viajaron a la Isla y conocieron de primera mano la realidad del país.

Los críticos de Obama le afean que no haya conseguido un giro de Cuba hacia la economía de mercado o en la política de respeto a los derechos humanos. Sin embargo, Ted Piccone cree que este juicio es "poco realista" porque durante el poco tiempo que duró el deshielo hubo liberación de presos políticos, más cooperación en seguridad marítima, lucha antiterrorista o contra el narcotráfico. También se abrieron nuevas oportunidades para los agricultores estadounidenses o agencias de viaje y descendió la inmigración ilegal.

Piccone cree que Obama trabajaba para un cambio a largo plazo, pensado para cuando llegara el relevo de Raúl Castro por otra generación de cubanos, como la que tendrá lugar esta semana en la Isla. Su estrategia era dejar a Cuba sin el argumento de que las cosas van mal por culpa de Estados Unidos y reconciliar a los cubanos de dentro y de fuera del país. Su decisión disparó la llegada de remesas a familiares en Cuba.

Mike Pompeo, John Bolton y Marco Rubio

Para el ala dura del exilio cubano, el deshielo de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos fue duro de digerir. No hay que olvidar que fue en la Pequeña Habana, en un acto ante veteranos de Bahía de Cochinos, cuando Trump prometió que revertiría las medidas de Obama. A partir de ahí se restringieron los viajes individuales y se tomaron las medidas que vetan las instalaciones, productos y negocios gestionados por militares en Cuba.

Piccone identifica a Marco Rubio como el hombre que ha empujado a Trump a adoptar la línea dura hacia la Isla. Él quiere más porque aún se mantienen los vuelos comerciales o los cruceros. Pero fue entonces cuando llegaron los ataques acústicos y el senador cubanoamericano vio el cielo abierto: pidió mano dura. Sus deseos se cumplieron y en el último año ha descendido el número visitantes norteamericanos a Cuba, con lo que se ha frenado el auge del negocio privado cubano, que tenía ingresos seguros con la llegada masiva de estadounidenses.

Si a Marco Rubio sumamos a Mike Pompeo y a John Bolton, la cosa sólo puede ir a peor, recalca este experto en política internacional. Ambos son conocidos por su posición contraria a las medidas de Obama. De hecho, Jonh Bolton llegó a asegurar en el año 2000 que Cuba estaba desarrollando armas biológicas. Asimismo ha sido partidario de endurecer las sanciones económicas hacia la Isla o de poner bajo sospecha la relación entre los gobiernos cubano y ruso.

Hay que recordar que Pompeo, apoyó la campaña presidencial de Marco Rubio. Él defiende la reanimación de la Base Naval de Guantánamo, aunque el pasado 12 de abril, durante su confirmación como nuevo secretario de Estado prometió reconstruir las relaciones diplomáticas con Cuba.

Hay que tener en cuenta la forma de pensar de estos tres políticos y el hecho de que Marco Rubio haya pedido al Congreso que Estados Unidos que no reconozca al nuevo presidente de Cuba, por no haber sido elegido en una elecciones justas y libres. También influye su viaje a la Cumbre de las Américas y las declaraciones que allí hizo el vicepresidente de los Estados Unidos, Mike Pence, culpando a Cuba de su influencia en la degradación de la democracia en Venezuela, que fueron respondidas con dureza por el canciller cubano Bruno Rodríguez.

Ted Piccone no se explica por qué Estados Unidos centra tanto su atención en Cuba, si este país no representa una amenaza de seguridad y su posición empuja a Cuba a los brazos de chinos y rusos, poniéndoselo más difícil a la Casa Blanca. Al final, concluye, lo que está en juego es el voto de los cubanos que respaldan el ala dura en Florida.

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