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Washington Post: “El turismo estadounidense en Cuba se derrumba”

"Antes recibíamos a tantos estadounidenses que no sabíamos dónde ponerlos", dijo una arrendadora particular.

Turismo en Cuba © CiberCuba
Turismo en Cuba Foto © CiberCuba

Este artículo es de hace 5 años

El turismo estadounidense en Cuba sufrió una caída de un 40% este año, un comportamiento estadístico que revela el impacto de las restricciones de viaje impuestas por Trump, así como del escándalo de los presuntos ataques acústicos sufridos por diplomáticos de EE. UU. en La Habana.

Según reseña el Washington Post, datos oficiales indican que, durante los primeros tres meses del presente año, un estimado de 95.520 estadounidense arribaron a la Isla, 40% menos del registrado en el mismo periodo del pasado lustro.

Quienes más sienten el impacto, apunta el diario, son los mismos cubanos a los que la administración Trump se ha comprometido a defender: propietarios de pequeñas empresas que buscan inyectar una dosis del mercado libre en la economía.

"Antes recibíamos a tantos estadounidenses que no sabíamos dónde ponerlos", dijo Matilde Portela, una arrendadora particular de 73 años. Para Portela, con la disminución de turistas norteamericanos no hay forma de que el sector privado pueda “ganar”.

La arrendadora, asociada a AirBnB, asegura que su negocio se ha reducido en más del 50% en los últimos seis meses. "No puedo entender al gobierno de los EE. UU. ¿Por qué no nos ayuda a construir el sector privado en Cuba en lugar de tratar de dañarlo?”, se pregunta.

Bajo tal panorama, la apertura económica de Cuba ha quedado significativamente rezagada, pero al gobierno le preocupa más que se le vaya de las manos el rápido incremento registrado en el sector privado vinculado al turismo (casas, paladares, galerías de arte, etc). En tal sentido, el año pasado La Habana congeló la emisión de nuevas licencias para el trabajo por cuenta propia.

Propietarios de pequeños negocios como Nidialys Acosta, al frente del alquiler de autos clásicos para tours, indican que en 2016 y principios de 2017 se registraban cifras récords con la prestación de servicios a estadounidenses.

"Tuvimos que crecer en Cuba creativamente debido a las restricciones", dijo Acosta, de 41 años, refiriéndose al embargo económico. "No podemos obtener préstamos. No podemos importar repuestos. Para incluso comprarlos en los EE.UU. y traerlos de vuelta en mi equipaje, necesito usar la tarjeta de crédito de un amigo porque no podemos obtener uno. Pero durante un tiempo, al menos tuvimos turistas estadounidenses. Ellos fueron los que impulsaron el crecimiento de nuestro negocio", aseveró.

Otra cuentapropista, Niuris Higueras, propietaria de un restaurante llamado Atelier, se lamentó que los ingresos de su negocio han caído un 70% en comparación con el mismo periodo de tiempo del pasado año.

“Tuvimos estadounidenses comiendo aquí todo el año pasado. Nos estaba yendo bien, un gran diálogo, y venían a Cuba y lo veían con sus propios ojos. Pero ahora, parece que todo se ha ido", señaló.

Las advertencias de viaje emitidas el pasado lustro por Departamento de Estado de EE. UU. no ayudaron. Una lanzada en septiembre recomendó que los estadounidenses no viajaran a Cuba en lo absoluto, mientras que otra revisión en enero sugirió que "reconsideren" cualquier tipo visita.

Instituciones como la Texas Christian University, ejemplifica el diario, eliminó los planes para que sus estudiantes visiten Cuba en enero, dijo un funcionario de la sede académica.

Al ser cuestionado sobre las medidas estadounidenses que perjudican a las empresas cubanas, el senador Marco Rubio (R-Fla.), que apoya una línea dura sobre el gobierno de la Isla, dijo que las regulaciones se aplican solo a las empresas militares, no a las privadas.

"Si el pueblo cubano sigue sufriendo es porque el régimen de Castro no les permite contratar empleados y operar y expandir sus propios negocios, no debido a la nueva política de Estados Unidos hacia Cuba", alegó en un comunicado.

El problema, dicen los críticos, es que las nuevas reglas son tan confusas que algunos estadounidenses simplemente optaron por no viajar a la Isla por temor a estar en desacuerdo con la ley.

Por otro lado, algunos operadores turísticos cubanos están reportando un aumento en el interés de los estadounidenses. De igual forma, después de recortar vuelos a Cuba el año pasado debido a una demanda más débil de la esperada, varias aerolíneas de estadounidense han abierto nuevas rutas a la Isla, respaldadas por el Departamento de Transporte de los EE. UU.

Si los estadounidenses regresan en masa, Matilde Portela estará esperando, indica el texto. "Por favor, vuelvan. ¡Queremos que los estadounidenses regresen!”, dijo la mujer.

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