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Luis Posada Carriles, el exagente de la CIA obsesionado por borrar a Fidel Castro

Sus últimos años los pasó en Florida, con una salud deteriorada por un cáncer de garganta, un derrame cerebral y varias fracturas debido a un accidente de auto en 2015.

Luis Posada Carriles © Reuters/ Carlos Barria
Luis Posada Carriles Foto © Reuters/ Carlos Barria

Este artículo es de hace 5 años

Miami, 23 may (EFEUSA).- Luis Posada Carriles, uno de los más acérrimos enemigos de Fidel Castro, vivió obsesionado con borrar del mapa a líder de la Revolución cubana y protagonizó una violenta existencia de agente de la CIA y exiliado arrancada al límite de una novela negra.

El hombre al que Castro (1926-2016) llamó el "más famoso y cruel terrorista del hemisferio occidental" falleció hoy, como una ácida ironía del destino, a los 90 años, la misma edad que tenía su némesis castrista al morir.

Posada Carriles (Cienfuegos, 1928) fue sin duda una de las peores y más largas pesadillas del régimen cubano. El exagente de la CIA (Agencia Central de Inteligencia) hizo de su vida un intento constante de asesinar al que fue durante décadas presidente de la isla caribeña.

Su último intento probablemente se produjo en el año 2000, cuando Castro denunció un plan para asesinarlo en Panamá, donde asistía a una Cumbre Iberoamericana.

Posada Carriles fue detenido por ese motivo en el país centroamericano, aunque la entonces presidenta, Mireya Moscoso, le indultó antes de dejar el mando, tras lo cual viajó a El Salvador y de ahí entró a EE.UU. en 2005 de manera ilegal, por lo que debió enfrentarse a la justicia de este país.

Otros capítulos terroristas ligados supuestamente a Posada Carriles son lo que le señalan como participante en la explosión de una bomba en el hotel Copacabana de La Habana en 1997, que mató a un turista italiano; o en la voladura de un avión de Cubana de Aviación en 1976, en el que murieron 73 personas.

El exiliado y enconado enemigo de Fidel Castro falleció alrededor de las 05.00 hora local (09.00 GMT) "en un hogar del Gobierno para veteranos" ubicado en la localidad de Miramar (al norte de Miami), señaló su abogado, Arturo Hernández, quien indicó que el anticastrista arrastraba una larga enfermedad.

"Lo siento mucho porque yo pasé cinco años de mi vida defendiéndolo y en ese tiempo se manifestó como una gran persona, por lo menos trató de hacer algo por Cuba", resaltó Hernández.

Sobreviviente de un cáncer de garganta, atentados y un derrame cerebral, la salud de Carriles se había deteriorado notablemente tras sufrir varias fracturas de huesos en un accidente de auto en 2015.

Sus últimos años transcurrieron en el sur de Florida en una relativa calma, tras ser absuelto en 2011 de 11 cargos de perjurio, fraude y obstrucción de procedimiento por un tribunal de migración de Texas donde se ventiló su caso de deportación.

Según documentos desclasificados del Departamento de Estado, Posada Carriles fue un informante y agente pagado de la CIA (Agencia Central de Inteligencia), por lo cual viajó por distintos países latinoamericanos en los cuales trabajó contra los movimientos comunistas y de izquierda.

De hecho, trabajó en las décadas de 1960 y 1970 para los servicios de espionaje de Venezuela, Guatemala y El Salvador en la lucha antiguerrillera.

Cuba y Venezuela consideraban a Posada Carriles el autor intelectual de la voladura de un avión comercial de Cubana de Aviación en Barbados en 1976 y habían intentado capturarlo para juzgarlo por terrorismo.

Nacido en Cienfuegos, Posada Carriles llegó a estar preso en Venezuela por la voladura del avión pero en 1985 se fugó de la prisión, disfrazado y con un documento falso.

El exagente de la CIA perteneció además al Ejército de Estados Unidos entre 1962 y 1963 (alcanzó el grado de subteniente) y participó en el fallido desembarco de bahía de Cochinos (Cuba).

A la muerte de Fidel Castro en noviembre de 2016, el anticastrista exiliado dijo que consideraba "injusto" que su enemigo jurado muriese en el "mejor hospital" de la Isla y "tan tarde", aunque aun así veía su muerte como un "triunfo".

Reconoció entonces al diario Nuevo Herald que quiso matar al líder cubano varias veces, pero el "destino" no quiso ayudarle.

"Castro buscaba la oportunidad para matarme a mí y yo para matarlo a él", sentenció en la entrevista Posada Carriles. (EFEUSA)

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