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Posverdad en Manzanillo

Al historiador Delio Orozco le apartaron de un programa de la televisión de Manzanillo, tras haber denunciado un supuesto fraude en una reciente visita del presidente cubano, Miguel Díaz-Canel Bermúdez.

Delio Orozco © Facebook / Árbol Invertido
Delio Orozco Foto © Facebook / Árbol Invertido

Este artículo es de hace 5 años

Cuentan que el historiador Delio Orozco habría sido apartado de un programa de la televisión de Manzanillo (sureste de Cuba), tras haber denunciado un supuesto fraude en una reciente visita del presidente cubano, Miguel Díaz-Canel Bermúdez.

Orozco, que ha denunciado los hechos en un blog y en un vídeo, refiere el atropello contra una mujer con discapacidad y desamparada, la acogida temporal de indigentes en un hospital psiquiátrico, la renovación de inmuebles y la reaparición de sabores de helado en cafeterías del centro de Manzanillo.

Quitar un programa de televisión a alguien ocurre en muchos sitios y por diversas razones; pero no amparará a la minusválida, no devolverá a los indigentes a una vida mejor, los inmuebles lucirán bonitos hasta la próxima mano de pintura y los helados lo que tarden en consumirlos y en robarse una parte para venderla por la izquierda.

El problema real no es la injusticia contra Orozco y el resto de ciudadanos; sino averiguar si Díaz-Canel también ha sido engañado o si forma parte de la comedia que suele revestir la tragedia cotidiana en Cuba cuando aparece un alto cargo y la televisión de recámara.

En tiempos de Fidel Castro, la pobre gente decía: esto está pasando porque Fidel no lo sabe; hasta que algunos pensaron que si no lo sabía era un mal gobernante y con problemas visuales porque el deterioro era evidente en casi todos los ámbitos.

La actitud de los cargos provinciales y municipales, que han atropellado el derecho a la libre expresión de Orozco y que atropellan a los manzanilleros y resto de granmenses, obedece a la lógica totalitaria de conservar la parcelita de poder a costa de lo que sea, pues perder un cargo en Cuba, por insignificante que sea, implica perder güiro, calabaza y miel.

Dirigentes del PCC y del Poder Popular en Manzanillo siguen la lógica perversa de muchos años, el sistema no lo inventaron en Manzanillo, sino que fue estableciéndose gradual y radicalmente cuando la crítica era lapidada porque le hacía el juego al enemigo y demás letanías castristas.

Y el percance también confirma la evidente pasividad de la prensa pagada por el régimen para denunciar fraudes y atropellos contra la población, cuando se trata de una “actividad de primer nivel”. Humoristas y otros actores de la sociedad, como el historiador Orozco, han venido suplantando a la mayoría de periodistas cubanos, salvo José Alejandro Rodríguez, Ariel Terrero y otros profesionales que son excepción y no regla.

Una parte de los cubanos lleva años luchando contra la falsa unanimidad y otros demonios made in comunismo; mientras la otra simula, juega, y adopta discurso y pose, según sople el viento del poder que –de cuando en vez- finge que sacude la mata para hacer caer a dos o tres cargos intermedios y contentar a pobres jubilados con sus pechos cargados de medallas, rabia, impotencia y dolor.

Sesenta años, más de medio siglo son suficientes para que, mientras se construye el futuro luminoso que aguarda a los que sobremueren cotidianamente, haya helados de sabores, agua fría, pan y respeto.

Pero no os desaniméis, que hace poco la Televisión Pública española emitió el capítulo en su programa Españoles por el mundo, en el que apareció un joven español que, al mostrar la cola de Coppelia en La Habana, dijo a la cámara: esta es la heladería más grande de Cuba y, antes de la revolución, tomarse un helado era un lujo…

Duele el oportunismo ramplón de gentuza como ese joven, casado con una cubana, y criado en sociedades democráticas y cartesianas, pero que finge ignorancia interesada, mientras su familia política improvisa, ante la cámara, un canto a Elegguá, que sigue sin poder abrir los caminos a los numerosos mendigos que cada día rezan porque los visite Díaz-Canel.

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Artículo de opinión: Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de CiberCuba.

Carlos Cabrera Pérez

Periodista de CiberCuba. Ha trabajado en Granma Internacional, Prensa Latina, Corresponsalías agencias IPS y EFE en La Habana. Director Tierras del Duero y Sierra Madrileña en España.


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