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Excesiva autoridad y maltrato físico hacia los niños: ¿Así son las familias cubanas?

Un estudio publicado por la Revista Habanera de Ciencias Médicas revela altas cifras de maltrato físico y psicológico hacia los niños.

Familia cubana, imagen de referencia © CiberCuba
Familia cubana, imagen de referencia Foto © CiberCuba

Este artículo es de hace 5 años

El castigo físico hacia los niños y una excesiva autoridad por parte de los padres son algunos de los aspectos que distinguen el ámbito doméstico de las familias cubanas, reveló un estudio de la Universidad de Ciencias Médicas de La Habana.

De acuerdo con el informe, que encuestó a varias familias del área de atención del policlínico "Ana Betancourt" (municipio Playa), el maltrato físico a los infantes se evidenció en el 75% de los hogares, deviniendo en un daño psíquico permanente para todos los menores estudiados.

El universo de estudio estuvo representado por 24 núcleos familiares disfuncionales que recibieron tratamiento psicoterapéutico durante 2016, debido a una marcada hostilidad en la relación de pareja y dificultades en la comunicación dentro del ámbito doméstico.

En más de la mitad de las familias estudiadas, los padres refirieron que al castigar físicamente a sus hijos emplearon las manos, zapatos y correas o cintos, en ese orden. En todos los casos, los niños fueron reprendidos en más de seis ocasiones a lo largo de un año.

En 66.6% de las familias los padres consideraron que el castigo físico es siempre un método de enseñanza en el hogar. En su totalidad, los progenitores aseguraron aprenderlo de sus padres.

El maltrato psicológico, por otro lado, se constató en el 25% de las familias estudiadas, donde los padres refirieron haber utilizado, casi siempre, palabras o frases ofensivas para controlar y disciplinar a su hijo. En la totalidad de los núcleos fue la madre quien causó daño emocional, en más de la mitad de las ocasiones.

En más de la mitad de las familias, los padres señalaron que muestran en el hogar una excesiva autoridad y crítica durante la educación y formación de sus hijos. Nunca emplearon la conciliación o la negociación como vía para intentar solucionar conflictos, ni métodos reflexivos y persuasivos para disciplinarlos.

La totalidad de los entrevistados afirmaron que, como consecuencia de sus actitudes violentas, en el seno familiar, sus hijos sufren un daño psíquico permanente como baja autoestima, desprecio a la autoridad y rechazo escolar.

Según el informe, investigaciones recientes han demostrado que los niños que presencian actos de violencia en el hogar suelen padecer muchos de los síntomas que sufren los niños que han sido maltratados física y sexualmente.

Las niñas tienen, además, más probabilidad de aceptar la violencia como parte normal del matrimonio en su vida futura; mientras que los niños tienen mayor probabilidad de ser violentos con sus compañeras; de ahí su carácter intergeneracional.

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