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La historia del bombero cubano que se hizo famoso por rescatar a un bebé tras el tornado

Yasser Calvo Olmos ha socorrido a muchas personas en situaciones límite. Pero siempre recuerda más a los que no pudo rescatar, que a quienes salvó la vida.

Yasser Calvo Olmos © AFP/ Yamil Lage
Yasser Calvo Olmos Foto © AFP/ Yamil Lage

Este artículo es de hace 5 años

Tras el tornado que afectó a la capital cubana en el mes de enero, fueron muchas las imágenes y videos tomados de la destrucción que dejó la catástrofe. También existen testimonios gráficos de las labores de rescate de algunas víctimas. Entre ellas, las de la evacuación de los pacientes y el personal del hospital Hijas de Galicia, severamente dañado por el fenómeno.

El desastre provocó daños en 7.923 viviendas, de las cuales 804 se derrumbaron totalmente. Lo más lamentable fueron las pérdidas de vidas humanas: siete víctimas. La última de ellas fue una mujer que murió el 14 de febrero. Ese día, permanecían todavía ingresados ocho de los 195 heridos que dejó el evento.

Uno de los rescatistas de aquella noche, nombrado Yasser Calvo Olmos, fue captado por un fotógrafo en el momento en que trasladaba a un recién nacido hacia otra institución de salud.

Entrevistado por el diario Juventud Rebelde, el integrante del Destacamento Especial de Rescate y Salvamento de La Habana relató algunas de las hazañas que ha protagonizado durante 18 años de trabajo.

La noche del 27 de enero, cuando llegó al hospital, pensó inmediatamente en su hijo, también un bebé, que descansaba en su casa. Delicadamente acolchó bien al recién nacido y lo cargó en sus brazos. A pesar de lo delicado de aquella misión, admite que no fue comparable con los desastres que ha tenido que enfrentar.

Yasser, de 36 años, rememoró verdaderas tragedias. Como el descarrilamiento de un tren que transportaba estudiantes becados. Para sacar a los adolescentes, algunos heridos, él y sus compañeros tuvieron que picar los amasijos con mucha paciencia. Pero lo triste fue cuando supieron que un miembro de la tripulación quedó decapitado. Su cabeza apareció mucho después.

Otro accidente que lo marcó fue el derrumbe de un edificio en la calle Infanta. Tras varias horas de esfuerzo, lograron rescatar con vida a un joven que había quedado bajo los escombros. Al sacarlo, Yasser notó que, a pesar del shock, el muchacho les agradeció con una leve sonrisa. Pero horas después, falleció en el hospital.

También ha tenido que lidiar con la muerte de niños. Como en un incendio, detrás del Capitolio, que acabó con la vida de una madre y su hijo de tres años. Fue él quien lo encontró, ya asfixiado, escondido detrás de la taza del baño.

Son golpes que lo han marcado. No obstante, a pesar de lo vivido, asegura que nunca ha llorado.

“Tengo mi autoprotección para no desplomarme, porque hace falta mucha adrenalina para seguir avanzando en el rescate. Pero tengo compañeros en el destacamento que cuando regresan de la tensión del operativo y de todo lo enfrentado y visto, se echan a llorar como niños, y hay que abrazarlos, calmarlos y hasta hablarles fuerte”, reveló.

Interrogado acerca de si siente miedo, aseguró que está entrenado para superarlo. Tampoco piensa nunca que podría morir: recordar a su familia le ayuda.

También se refirió a las condiciones físicas y psíquicas que poseen tanto él como sus compañeros. Además de coraje y disciplina, todos deben superar un riguroso chequeo médico y tener conocimientos de Física, de Química y de la conducta humana.

Según aseveró, lo más atractivo de su profesión es su obsesión de salvar vidas.

“Te confieso que en este trabajo, aunque no te lo propongas, recuerdas más a las personas que no pudiste salvar, que a los que rescataste y andan por ahí por la calle. Estos últimos se te olvidan, pero aquellos están ahí, halándote la memoria”, afirmó.

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