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Dos refugiados cubanos obtienen residencia y trabajo en Montenegro

Llegaron a ese país en 2016 y ya tienen empleo en un hotel, en una antigua ciudad situada junto a una bahía, donde realizan labores de limpieza y mantenimiento.

Los cubanos, en su trabajo en el hotel Villa Perast © YouTube Screenshot
Los cubanos, en su trabajo en el hotel Villa Perast Foto © YouTube Screenshot

Este artículo es de hace 5 años

Dos cubanos que emigraron de su país por motivos políticos han comenzado una nueva vida en Montenegro, un país del sureste de Europa, donde ya tienen residencia y trabajo.

La historia de Roberto y Silvio, nombres falseados, la narra el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) en su página web.

Ambos sostienen que ese pequeño país, de poco más de 13.000 kilómetros y una escasa población de 620.000 habitantes, puede ser destino final de los refugiados, en lugar de un punto de tránsito hacia Europa Occidental.

Roberto, de 35 años, fue custodio en una escuela en La Habana; su compatriota, de 43, era enfermero de salud mental.

Llegaron a Montenegro en 2016, y en menos de tres años encontraron trabajo en el hotel Villa Perast, en una ciudad situada junto a la bahía de Kotor, muy cerca de las montañas.

“El destino nos trajo aquí. Vimos que Montenegro era un buen país y decidimos quedarnos. Venimos de una ciudad muy grande. Perast es un lugar muy pequeño, pero tranquilo”, explicó Roberto.

Al principio se alojaban en un centro para solicitantes de asilo. Tras alcanzar la condición de refugiados, viven en el mismo hotel donde realizan labores de limpieza y mantenimiento. Además están aprendiendo el idioma montenegrino con colegas locales. Incluso fuera de temporada turística tienen empleo garantizado.

“Significa mucho para mí tener trabajo. Me hace sentir vivo”, reconoció Silvio, cuyo conocimientos médicos le han supuesto una ventaja adicional.

“Un día en el hotel una huésped se desmayó. Como enfermero, pude ayudarla”, reveló.

Su jefa, Simona Pulcinelli, italiana, está muy contenta con su labor. “Hemos encontrado nuestra sinergia. Son muy comunicativos, aunque no hablan inglés. Tienen una buena relación con los huéspedes. En nuestro negocio, eso es lo principal”, dijo.

Roberta Montevecchi, representante de ACNUR para Montenegro, ha dicho que los cubanos son un ejemplo de actitud positiva de los emigrantes y del país que los acoge.

“Los refugiados pueden encontrar oportunidades si muestran flexibilidad para aceptar los trabajos disponibles, lo que no refleja necesariamente su educación”, añadió.

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