Este 18 de abril los cubanos rememoran los 200 años del natalicio del Padre de la Patria, Carlos Manuel de Céspedes, recordado, sobre todo, por el levantamiento en armas contra el gobierno colonialista español el 10 de octubre de 1868, día recordado también porque le concedió la libertad a sus esclavos y los invitó a unirse a la lucha contra España.
Céspedes nació rodeado de abundancia pues su familia pertenecía a la clase más alta, de modo que pudo estudiar en los mejores colegios de Cuba, y así estudió el bachillerato en leyes en el antiguo Colegio de San Carlos y San Ambrosio de La Habana. Después, viajó a España a perfeccionar sus estudios.
Regresó a Bayamo, en 1842, y comienza su trabajo como hombre de cultura y promotor de las artes: creó una compañía de teatro para aficionados, dirigió y tradujo del francés, el inglés y el alemán varias obras famosas; también escribió poesía de fuerte contenido autobiográfico, e incursionó en el periodismo, con numerosos artículos publicados en los periódicos de Bayamo, Santiago de Cuba, Holguín, Las Tunas, Camagüey y La Habana.
En 1848 fue elegido como Síndico Procurador General del Ayuntamiento de Bayamo y el cargo le trajo conflictos como defensor de las mayorías y especialmente de los esclavos, y su lucha por la justicia le ganó el apoyo despectivo de Síndico de Negros. Luego, participaría en varias y sucesivas insurrecciones contra el poder colonialista, incluidas la toma de Bayamo.
Poco se dice que el abogado y terrateniente, era un amante de la música y la poesía, que practicaba esgrima, equitación, ajedrez y llevó el espíritu conspirativo contra los españoles a las sociedades de recreo y a la logia masónica. Céspedes compuso la música, junto con Francisco Castillo Moreno, de la primera canción amorosa cubana que recuerda la historia nacional, La Bayamesa, mientras que la letra fue aportada por José Fornaris. La Bayamesa fue tomada por los patriotas cubanos como símbolo de resistencia.
Céspedes fue muy criticado por otros patriotas cubanos debido a su pugna con Ignacio Agramonte en la Asamblea de Guáimaro, cuando el bayamés defendió la necesidad de un gobierno militar sin la presencia de civiles que impidieran el desarrollo de acciones armadas. En 1873, fue destituido por la Cámara de Representantes, y luego se aisló, sin dejar de participar en la lucha independentista, hasta su caída en combate al año siguiente. Después de la muerte de Céspedes y de Agramonte prosperaron la indisciplina, el caudillismo y el regionalismo en el ejército mambí.
A pesar de protagonizar el llamado Grito de Yara, que inició las guerras de independencia, y de llegar a ser Mayor General del Ejército Libertador y Primer Presidente de la República de Cuba en Armas, Carlos Manuel de Céspedes fue casi un desconocido durante muchos años en la primera mitad del siglo XX.
En las últimas tres o cuatro décadas, ha habido un redescubrimiento de Céspedes gracias a los estudios de Hortensia Pichardo, Gerardo Castellano, Eusebio Leal Spengler, Rafael Acosta de Arriba, José Antonio Pérez, Ludín Fonseca García, y José Antonio Portuondo, entre otros investigadores e historiadores que colocaron en perspectiva los errores, y también los enormes aciertos del gran patriota.
¿Qué opinas?
COMENTARArchivado en: