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Memoria del Exilio: "Nuestro Planeta"

Con delicada ternura - como si fuese un cuento de hadas para niños - es narrada por David Attenborough, el hermano menor del celebérrimo actor y director británico Richard Attenborough.

Nuestro Planeta © Netflix
Nuestro Planeta Foto © Netflix

Este artículo es de hace 4 años

Aunque, últimamente, he recomendado algunas películas - a granel, o en bandadas - esta semana, además de seguir enganchado con los capítulos finales de la alucinante serie JUEGO DE TRONOS, he podido sorprenderme, placenteramente, con una serie producida por NETFLIX, con el nombre:OUR PLANET.

¿Recuerdan el tremendo impacto que tuvo sobre la teleaudiencia cubana - creo que, también, con la española de su tiempo - aquel famoso serial documental EL HOMBRE Y LA TIERRA*?

*El extraordinario espacio televisivo seriado, realizado entre los años 74 al 80, dirigido por el inigualable Félix Rodríguez de la Fuente.

Bueno, pues, olvídense del hombre. *

*Lo que, en mí caso, resulta bien difícil, ji, ji.

Es muy raro ver seres humanos en esta entrega.

Con delicada ternura - como si fuese un cuento de hadas para niños - es narrada por David Attenborough, el hermano menor del celebérrimo actor y director británico Richard Attenborough, responsable de películas tan importantes como GANDHI, CHAPLIN, o CHORUS LINE, entre otras. El tono es de historia contada por un abuelo amado y acaramelador.

Tampoco es el típico - siempre muy bien realizado - material que suele ofrecer National Geographic.

¡No, qué va!

Aquí hay una marcada intención dramatúrgica, - tan fuerte, como tan bien trazada - que nos inunda de momentos sublimes, tensos, violentos; sin causar espantos. Por ejemplo, es muy común ver la persecución de un animal depredador, en busca de alimentos. Pues, aquí, es muy extraño que se vean, escenas de violencia remarcada. Más bien, hay como una insistencia en mostrar los fracasos en la perenne lucha que es “la ley de la selva”. Se evita el regodeo morboso, sin negar el drama.

Y aunque existe intención de denuncia y llamado hacia la conservación de nuestro medio ambiente - que, estamos, poco a poco, irresponsablemente, destruyendo - también, es evidente el propósito de dotarnos, o cubrir arropados, tantas tragedias inminentes, con edificantes halos de empecinada esperanza.

Prepárense a ver - quienes puedan, pues, no creo que en Cuba sea tan fácil hacerlo, aunque, a lo mejor, el “paquete” lo recibe y distribuye - imágenes nunca vistas sobre animales y hábitats que pueblan el orbe.

Como anillo al dedo, le viene el visionario - por iluminado - consejo, legado por el incomparable cineasta francés, Robert Bresson, cuando, aún, recomienda desde sus fabulosas reflexiones: “Haz que se vea lo que, sin ti, jamás, quizás, nadie hubiese visto”.

Así, asistimos, por primera vez, al encuentro con las ballenas azules, en las costas de California.

O a la excepcional ocasión de apreciar al muy retraído - o super extraordinario de encontrar, por, ya casi, extinguido - tigre siberiano.

O a peculiares especies desconocidas que existen en lo más recóndito de nuestros extendidos océanos.

Aclaro: A lo largo de la historia se han realizado materiales imprescindibles que han cambiado - en mi humilde opinión - el curso de la cinematografía y de la ciencia.

¿Cómo no recordar aquel fabuloso documental, llamado MICROCOSMOS*, ganador de varios premios CESAR, de la Academia Francesa, e, injustamente, ignorado por los cacareados Oscares?

*Producido, entre otros, por ese especial amigo, director de la celebérrima cinta LOS CORISTAS y uno de los mayores artífices - sino el que más - de la Jornadas de cine francés en Cuba: Christophe Barratier.

¿O la impresionante LE PEUPLE MIGRATEUR, que revolucionó la manera de filmar las aves en pleno vuelo y la Academia norteamericana, o la española, sólo lo distinguieron con una nominación a sus prestigiosos - aunque, nada determinantes - premios? *

*Por eso pensamos que, los galardones máximos, serán, siempre, la propia realización y distribución de las películas mismas.

Pero, esto, de ahora, no es que sea superior, es que es distinto, tremendamente impresionante y potente.

Una fotografía, de envidia, nos muestra parajes desconocidos, de regiones ignotas, por remotas e inhabitables.

Y, si grandioso es, cada uno de sus ocho capítulos - de casi una hora de duración, cada uno - no puede dejarse de ver el material extra, o de bonus, “behind the scenes” - o lo que sucede detrás de las cámaras - donde se pone de manifiesto el extenuante trabajo, lleno de esfuerzos y mucha, muchaaaaaaaaaa, paciencia, para lograr, quizás, unas pequeñas tomas, en un período muy prolongado de tiempo en espera.

- Cuatro años de producción.

- Tres mil trescientos días de filmación, en sesenta países.

- Cuatrocientas mil horas de monitoreo de cámaras.

- Seis mil seiscientos vuelos de drones.

- Novecientos once días de filmaciones en el mar.

- Dos mil horas de buceo.

- Más, seiscientos ayudantes, durante más de doscientos viajes, ofrecen un espectáculo inolvidable que les recomiendo con pasión.

Para celebrar tamaño aprendizaje, decidimos, entonces, cenar en un - nunca antes frecuentado - restaurante argentino, cerca de la casa.

Vestí short nuevo, camisa de lino blanca, impecable, sobre una camiseta color salmón claro.

Y pedimos un delicioso vino Malbec para brindar.

Mas, cuando la camarera se disponía a servirme, un pequeño tropezón, hizo que se me abalanzara encima y derramara, casi, media botella sobre mi inmaculado vestuario.

La pobre chica no sabía dónde meterse, se moría de la vergüenza, mientras se deshacía en disculpas y perdones.

A mí, me dio por reírme. Mucho.

Le decía a la muchacha: Dicen que un poco de vino, derramado encima, es señal de buena suerte. ¡Pero, creo, tú me has bañado! ¡Me jodiste todo mi atuendo regalado y recién estrenado!

Nos ofreció - sin cargos, por supuesto - una botella de agua efervescente Perrier, pues dicen que es efectiva, en casos como ese y tuve que meterme en el baño, a tratar de detener la permanencia de toda mancha.

Resultado: Tuve que lavar la camiseta, ponerme la camisa nueva, un poco menos manchada y el short, bueno, no podía salir encuero, salí que parecía haberme orinado encima.

A mí, me dio lo mismo, la verdad.

“Cuando el mal es de cagar… relájate y goza!”

Regresé ante mi churrasco de 16 onzas, sazonado en chimichurri.

No vale la pena amargarse por bienes materiales.

Mi alma se había agrandado aprendiendo.

Lo demás es, en verdad, circunstancial, anecdótico y no ha de dársele demasiada importancia.

Viendo cómo anda la tierra, ¡tampoco es el fin del mundo!

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Artículo de opinión: Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de CiberCuba.

Juan Carlos Cremata Malberti

Director de cine y guionista cubano. Se graduó en 1986 de Teatrología y Dramaturgia, en el Instituto Superior de Arte (ISA) de La Habana, posteriormente cursó estudios en la Escuela Internacional de Cine de San Antonio de los Baños graduándose en 1990.


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