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“No queremos seguir viviendo en una sociedad donde en cada esquina ves un animal aplastado o enfermo”

“Al gobierno no le interesa este tema porque si hiciera un refugio en cada zona del país poco a poco la población animal en la calle disminuiría, y no se seguiría reproduciendo. Esa medida reduciría también los accidentes".

Tres perros callejeros en La Habana © CiberCuba
Tres perros callejeros en La Habana Foto © CiberCuba

Este artículo es de hace 4 años

Aunque no pocos animalistas cubanos contribuyen con las adopciones de mascotas, las esterilizaciones masivas y las desparasitaciones, la isla sigue sin tener una ley que proteja a los animales.

En más de una ocasión han hecho recogidas de firmas o se han manifestado en las calles pidiendo justicia para “los que no pueden hablar”, pero su reclamo continúa sin respuesta.

Según considera el informático Pablo, de 34 años, “a pesar de que las manifestaciones pacíficas son vistas como un problema ideológico aquí, hay mucha gente que se moviliza a favor de proteger a los animales porque ellos no tienen cómo protestar contra los maltratos que sufren.

“En Cuba los jefes se hacen los sordos por conveniencia, por no perder el control de todo. Nada cambiará si no hay contrapartida, si no protestamos contra lo mal hecho, contra el abandono, contra el acomodo en el poder. Esa es la única forma de tener un país más inteligente.

“Es necesario, también, que mejoren las condiciones de las clínicas veterinarias y las atenciones que prestan, que son pésimas. Los veterinarios tienen que estar inventando para buscar medicamentos porque ni una farmacia decente tienen. A veces les dan a los animales las mismas medicinas que usamos los humanos”, asegura el dueño de un perro pastor alemán.

Uno de los voluntarios del grupo cubano Protección de Animales de la Ciudad (PAC) destaca que “cada vez se une más gente a lo que hacemos porque creen que podemos lograr un cambio. Hay demasiado animal suelto en la calle y no entendemos por qué cuando mueren nadie los puede ni recoger. Ni se respeta el derecho de vida de los animales callejeros, ni la salud humana.

“Luchamos por los derechos de los animales porque merecen, incluso, un entierro digno y no tenemos ni dónde darles sepultura. Deberían permitir que las personas que tengan terrenos disponibles y quieran dedicarse a eso lo hicieran.

Al gobierno no le interesa este tema porque si hiciera un refugio en cada zona del país poco a poco la población animal en la calle disminuiría, y no se seguiría reproduciendo. Esa medida reduciría también los accidentes. Y si no tiene recursos para hacerlo, que le permita a organizaciones sin fines de lucro tomar cartas en el asunto. No queremos seguir viviendo en una sociedad donde en cada esquina ves un animal aplastado o enfermo. Además, el que tiene mascota debería cuidarla dentro de su casa y que la ley sancione a quien no lo haga”, afirma el activista de 32 años.

Por otro lado, Harold, quien cuida a tres gatos, se pregunta “¿de qué serviría una Ley de Protección Animal si tenemos otras más importantes que nadie hace cumplir? Hay que manifestarse por miles de cosas mal hechas. No solo a favor de la protección animal, sino para exigir mejoras salariales porque con 400 pesos cubanos no vive nadie. No hay otra manera de mejorar que moverles el asiento a los acomodados.

“Tampoco hay cultura cívica y son muchos, jóvenes y viejos, los que maltratan por diversión. Es un problema que no afecta solo a perros y gatos y que no tenemos ni dónde denunciar. Salir a las calles para protestar es la única manera eficaz de llamar la atención de los dirigentes, que justifican todo lo mal hecho. Lo demás no resuelve nada.

“Algo concreto que se podría hacer para cuidarlos es aprovechar la comida que es desperdiciada en hoteles y restaurantes para alimentar a miles de perros y gatos en la calle o en algún refugio en el campo. Igualmente, habría que velar mejor por el trato que reciben los caballos que son utilizados en el sector turístico o para la transportación de pasajeros. Esos animales pasan sed, hambre y calor sin que a casi nadie le duela. No hay ni un diputado que se pare ante el Parlamento a hablar al respecto”, concluye el profesor de Química.

De acuerdo con la cuentapropista Hany, sin embargo, “hay que hablar de todos los maltratos, a ver si un día somos un país normal. Tendríamos que hablar del maltrato del que también somos víctimas los seres humanos. Deberían existir leyes contra cualquier tipo de maltrato o violencia, estén relacionados con animales o no. Por desgracia en Cuba nos hemos acostumbrado a vivir con el sálvese quien pueda, con la ley del más fuerte y nos la pasamos especulando que somos cultos y educados.

Son muchos los ancianos que sobreviven a duras penas con un ingreso por jubilación y andan tratando de vender algún periódico o unos cigarros o haciendo una cola a cambio de una pequeña remuneración. Resulta que las personas aquí nos tratamos como a perros, gatos, cerdos, caballos. ¿Cuándo se nos protegerá a nosotros como merecen las personas?”, resalta la peluquera de 42 años.

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