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Memoria del exilio. Oro parece, plata no es

Con todo el oro del Capitolio - y el costo de lo que costó ponerlo - se paliaría - quizás, un poco - la deuda externa perpetua que padecemos, desde tiempos inmemoriales y almacenaremos por siglos.

Cúpula del Capitolio © Juan Carlos Cremata
Cúpula del Capitolio Foto © Juan Carlos Cremata

Este artículo es de hace 4 años

Con todo el oro del Capitolio - y el costo de lo que costó ponerlo - Cuba entera estuviera comiendo, pero que mucho mejor.

Perdón, corrijo la frase anterior.

Cuba estaría comiendo. *

*Que, en breve, será sólo Cuba: ¿estás?.

Con todo el oro del Capitolio - y el costo de lo que costó ponerlo - se paliaría - quizás, un poco - la deuda externa perpetua que padecemos, desde tiempos inmemoriales y almacenaremos por siglos.

Con todo el oro del Capitolio - y el costo de lo que costó ponerlo - se amortiguaría, bastante y sobremanera, el cruel, sanguinario, mezquino y - a todas luces, también - sempiterno “bloqueo” norteamericano,enemigo maligno, causante de todos nuestros desastres. *Y al que tanto impugnan los dirigentes, enviando a sus hijos a estudiar, o simplemente vacacionar.

*Para ratificar la continuidad, seguirá el mismo discurso, que es, en resumen, la perenne muela bizca, de que los otros tienen la culpa de las calamidades que el gobierno justifica, impone y defiende.

Con todo el oro del Capitolio - y el costo de lo que costó hacerlo - se beneficiaría, convenientemente, la salud pública y la educación gratuitas*, que, oficial e internacionalmente, tanto se pregona, publicita y cacarea.

*¡Menos mal, que es gratis! ¡El colmo sería que se tuviese que pagar por esa mierda! Y se paga, pero, dejando la vida en molestias.

Con todo el oro del Capitolio - y el costo de lo que costó ponerlo - no serían necesarios los apagones “circunstanciales”, que se vienen dando, en la situación “coyuntural” que inició en enero del 59 y no ha parado hasta hoy día. Incluso, hasta se ha exportado a países amigos, antaño más ricos.*

*El socialismo es como Atila, por donde pasa no crece la hierba.

Con todo el oro del Capitolio - y el costo de lo que costó ponerlo - se combatiría el avance del caracol africano, que se zampará la isla, pasito a pasito, despacito - al mismo ritmo que el del “espíritu revolucionario” - y desaparecería la claria de los establecimientos y la dieta alimenticia.

Con todo el oro del Capitolio - y el costo de lo que costó ponerlo - el transporte andaría de maravillas, los cocheros nos llevarían a nuestros respectivos palacios, gustosos, amables y sonrientes.

Con todo el oro del Capitolio - y el costo de lo que costó ponerlo - en resumen, por muy poco que fuera, avanzaría un poquitico el país. *

*Si es que eso fuese posible con los cuatreros que nos desangran desde el desgobierno.

Con todo el oro del Capitolio - y el costo de lo que costó ponerlo - se repararía Coppelia - ¡de verdad! - cien veces y se le restituirían los sabores, el bienestar, la atención y hasta la decencia, que se han robado todos estos años, dizque, “revolucionarios”.

Con todo el oro del Capitolio - y el costo de lo que costó ponerlo - se evitarían los derrumbes que sepultan familias enteras.

Con todo el oro del Capitolio - y el costo de lo que costó ponerlo - Cubana de Aviación tuviera un nuevo parque de aviones, en vez de chatarras peligrosas en pleno vuelo.

Con todo el oro del Capitolio - y el costo que costó ponerlo - jama Yayo, Yeya, Yiya, Yoyi, Yuyo, todas sus parentelas - por siglos - la generación Y - entera - junto a las de las demás generaciones y a las de las demás letras del abecedario.

Y Chicho. Y Cacha. Y Chencha. Y Chuncha. Y toda la familia cubana*.

*Obligada a maldecir - de dientes para afuera - a un imperio que los sostiene con sus recargas y remesas.

Con todo el oro del Capitolio - y el costo que costó ponerlo - todos los reggaetoneros cubanos cargarían el triple de blinblines y muchas más dentaduras de guapos relucirían centelleantes por los barrios bajos de la Habana.

Le han colocado un condón áureo a nuestra caribeña acrópolis.

¿Se puede ser más ridículo?.

Es el monumento definitivo al mal gusto.

El legado - burla - de los Castros a Cuba.

Le han puesto la tapa al pomo y cierran - con cúpula de oro - su execrable actuación durante más de medio siglo de arbitrariedades, injusticias y desencantos.

Ese brillo resplandeciente allá en lo alto, muy poco alumbrará a una sociedad permeada por una oscuridad medieval - sobre todo de mente - cada vez más, creciente y galopante.

Tanto destello afuera esconde demasiadas mezquinas oscuridades dentro.

Al final de este largo y tortuoso camino, reproducciones plásticas en miniatura se venderán - cuando todo haya pasado - con el clásico y socorrido emblema MADE IN CHINA*

*En la doble acepción de su significado, ja, ja. ¡Qué hijo de Putin!.

Con todo el oro del Capitolio - y el costo de lo que costó ponerlo - nadie protestaría en Rusia, por el empleo de más de nueve millones del presupuesto nacional, para financiar reconstrucciones en sitios históricos de un estado, que no pertenece a la Confederación Rusa.

Todo ese oro del Capitolio - porque el costo de lo que costó ponerlo, ya está irremediablemente perdido - todo ese resplandor encumbrado, amen de mácula ostensible, e insultante, es vívida muestra del verdadero respeto que se tiene por ese pueblo, del que tanto hablan, sin conocerlo.

Y todo ese oro del Capitolio alguien se ha preguntado, en definitiva, ¿para qué sirve?.

*Más allá del comentario rancio cheo y picúo de ¡Ay, qué bonito!, o la consabida insulsa selfie del tonto turista foráneo.

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Artículo de opinión: Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de CiberCuba.

Juan Carlos Cremata Malberti

Director de cine y guionista cubano. Se graduó en 1986 de Teatrología y Dramaturgia, en el Instituto Superior de Arte (ISA) de La Habana, posteriormente cursó estudios en la Escuela Internacional de Cine de San Antonio de los Baños graduándose en 1990.


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