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“Parón de enero”: la mitad del exilio se aferra a sus remesas para exigir respeto

El 58% de los lectores de CiberCuba planean sumarse al boicot convocado por el presentador e influencer Alexander Otaola.

Wester Union © CiberCuba
Wester Union Foto © CiberCuba

Este artículo es de hace 4 años

En este minuto, la encuesta publicada por CiberCuba hace 48 horas pasa de 14 mil votos que han respondido esencialmente a una pregunta: “¿Te vas a sumar al boicot de remesas y recargas a Cuba en enero de 2020?”

El 58% de nuestros lectores ha respondido afirmativamente: planean sumarse al boicot convocado por el presentador e influencer Alexander Otaola desde su show de internet “Hola Ota-Ola”, y que consiste en no enviar remesas ni recargas telefónicas a Cuba al menos durante el enero entrante.

El 42% de nuestros lectores respondieron negativamente al “Parón de Enero”, como lo ha bautizado Otaola.

¿Pero qué significan estos números? ¿Qué lectura podemos extraer de una encuesta espontánea y sin grupos poblacionales de sondeo específico, donde votan más de 14 mil personas y casi un 60% lo hace a favor de detener el flujo de remesas durante un mes, y ver qué sucede?

“Para mí significa que se está fomentando una unidad que habíamos perdido en este exilio”, dijo en declaraciones a CiberCuba el propio Alexander Otaola. “Una unidad sobre todo que no discrimina si eres del Mariel, de los balseros, o si llegaste ayer por la frontera. Se traduce en ganas de crear una alianza de las personas que se han cansado de ser ninguneadas y que quieren enviar un mensaje: si nos unimos, podemos darle un golpe letal a una de las principales entradas de dinero de esa dictadura”.

El grupo “The Havana Consulting Group”, una firma con sede en Miami que estudia el comportamiento de mercados entre Cuba y Estados Unidos, fija en $6.6 billones de dólares el monto recibido por la isla en 2018 en concepto de remesas y mercancías. Se trata de ingresos netos, sin costo de producción alguno. Incluso todos los costos de envío de esos $6.6 billones han sido asumidos por los remitentes en el exterior.

Este mismo grupo ha estudiado todas las fuentes de ingresos e importaciones de Cuba, y ha fijado a las remesas como la principal fuente de ingresos que tienen hoy los cubanos: el 50.81% del dinero que incorporan hoy los cubanos, proviene de envíos desde el exterior.

“No me sorprende el entusiasmo generalizado que ha provocado esta idea de Otaola, amplificada en las redes sociales”, acota Jorge Sanguinetty, economista de origen cubano, doctorado en economía por la Universidad de New York, “sobre todo porque es un tema susceptible y donde cada persona que dice sumarse pretende sentir que está haciendo algo contra el castrismo, lo cual es muy comprensible”.

“Sin embargo”, prosigue el catedrático, “habría que ver si se trata de una estrategia aconsejable partiendo de un principio: la familia cubana es el gran rehén del gobierno cubano, y las remesas son en gran medida el rescate que se ha exigido siempre. Decirle a quien tiene un ser querido secuestrado, y que posee además en el banco la suma que se pide por este rescate, que no pague ese dinero, no tiene mucho pronóstico de éxito”.

Sin embargo, Sanguinetty reconoce que la idea puede ofrecer alternativas interesantes: “Como esto busca hacer daño en el corazón del castrismo, pero inevitablemente hará daño sobre todo a sus rehenes, mi percepción es que en lugar de decir “No vamos a mandar más”, es más inteligente reducir los envíos. Un 20% que le quites a la economía nacional de esas remesas se va a sentir muchísimo y no es tan impopular como cortarle la entrada completa a las familias”.

Por el contrario, Richard González-Smirnova, profesor de Ciencias Sociales y catedrático del centro de estudios cubanos de la Universidad de Boston cree que este “Parón de enero” puede ser la puerta de entrada a otras ideas de mayor calado y permanencia.

“Yo creo que el influencer (Alexander Otaola) sabe que no va a desmoronarse nada del establishment cubano por un solo mes de recortes de remesas. Pero sospecho que lo que él busca es medir cuán grande puede ser el impacto del daño que se le inflija al sistema cubano si de repente los emigrados, lo mismo quienes se asumen como emigrantes económicos que los exiliados políticos, se unen y deciden dictar ellos las normas en cuanto a sus dólares”.

Otaola confirma plenamente esa hipótesis.

“Yo sé que en febrero ellos van a seguir ahí, no soy tan ingenuo. Pero vale la pena ver cómo se comportan, qué hacen durante todo enero si de verdad dejan de entrar millones de dólares al país. Incluso si de repente vemos promociones especiales en enero, de recargas con bombos y platillos de ETECSA y Cubacel, si se ven obligados a bajar tarifas o lo que sea, ya eso sería un triunfo de los del lado de acá. Estaríamos nosotros marcando las pautas y no obedeciendo a lo que ellos dictan”, concluyó el presentador.

Para González-Smirnova, quien acaba de dictar una serie de conferencias en el Centro Nasdaq de Manhattan sobre opciones reales de inversión en Cuba, el enfurecido debate generado en medios de internet y convencionales de Miami sobre este particular, es sintomático de algo:

“La necesidad que tienen los cubanos de la diáspora de sentirse respetados, valorados, tratados con decencia. Son demasiados años de ninguneo y ofensa, de adjetivaciones ofensivas, de desprecios, sufridas por los mismos que han mandado más de 30 billones de dólares en remesas durante la última década. Hay tanta sed de parar eso, y de seguir estrategias concretas, sean o no sean las más indicadas, que eso explica por qué un 58% de más de 14 mil lectores de ustedes quieren probar ese camino a ver qué pasa. Va a ser interesante ver lo que sucede en enero”.

En cualquier caso, todos los analistas y personajes públicos consultados por CiberCuba, desde el actor Roberto San Martín hasta el activista Eliécer Ávila, ambos partidarios de ejecutar el parón de envíos de remesas en el mes próximo, coinciden en algo: el exilio cubano está pidiendo respeto.

Todos saben que el objetivo de esta campaña no es tumbar de un solo golpe a una dictadura que lleva seis décadas aferrándose al poder, y admiten que este será solo un primer paso, no el impacto final. Pero aprovechando esa arista vulnerable para el régimen cubano que son las remesas, el nuevo exilio medirá sus fuerzas y exigirá ser tratado con un respeto que La Habana se niega a ofrecer.

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Ernesto Morales

Periodista de CiberCuba


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