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De la telefonía fija y cómo los cubanos “no somos propietarios de nada”

Para mudarte o comprar, tienes que ver primero si para dónde vas hay teléfono. Tu teléfono no es tuyo, sino de las cuatro paredes donde esté instalado

Teléfono fijo en Cuba © Granma
Teléfono fijo en Cuba Foto © Granma

Este artículo es de hace 4 años

El teléfono fijo sería el mejor saldo que le traería el divorcio a Mercedes. Su ex marido iba a entregarle la propiedad de la línea telefónica porque “si él no lo hacía, yo no le daría los papeles del carro, que estaban a mi nombre”. El trámite se llevaría a cabo en unos meses, pero tuvo que adelantarse. Hubo de hacerse esta semana.

Las más recientes regulaciones de la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba (Etecsa) los pusieron a ambos a correr: o realizaban el traslado antes del próximo ocho de enero, o la propiedad del teléfono se quedaba en manos del ex esposo; mientras, en tal caso el disputado Peugeot quedaría en las de Mercedes.

Como Mercedes aún no había hecho el cambio de dirección para casa de sus padres y tenía como domicilio legal el de su ex cónyuge, el servicio de telefonía fija se puso a nombre de su mamá.

“Dicen que demora 30 días, pero sé que se llevará más tiempo. Solo en mi municipio hay más de 100 traslados pendientes”, aclara. En la oficina de Etecsa le han dicho que apenas tienen combustible para trabajar y que el personal no da abasto.

Sin embargo, Mercedes supo que ‘por la izquierda’ el traslado sale ahora mismo en unos 100 pesos convertibles (CUC). “Si doy esa suma, en dos o tres días me ponen el teléfono en casa de mis padres. Pero no tengo ni dónde caerme muerta”, explica resignada el ama de casa.

Las nuevas medidas de Etecsa simbolizan uno de los episodios más absurdos de la historia del monopolio estatal cubano. A partir de la entrada en vigor de esas normas, los viejos clientes tendrán derecho a solicitar la continuidad de su servicio en un nuevo domicilio, mientras no cedan la titularidad del contrato.

Aun cuando la instalación del servicio en la nueva vivienda dependerá de que existan las facilidades técnicas, lastimosamente, casi nunca esas facilidades existen.

A tenor con el ingeniero retirado Emiliano, quien quiere permutar su casa ubicada en Marianao (La Habana), si uno se mueve de donde está es como si perdiera el teléfono. “Si no tienen capacidad, como ocurre en el 99 por ciento de los casos, te quedas sin fijo hasta nuevo aviso. ¿Para qué quiero línea si solo podré usarla cuando haya disponibilidad para instalarla?”, inquiere.

Según indican datos oficiales de Etecsa, en lo que va de 2019 se han asumido 27.000 traslados y quedan 17.000 pendientes, por lo que es lógico creer que, si los usuarios más antiguos se mudan o solicitan un traslado, estarán sin teléfono de manera indefinida, como probablemente le pase a Mercedes.

Por otro lado, para quienes se suscriban al servicio después del ocho de enero no habrá chance de traslado, al igual que pasaba antes de 2012. La titularidad del teléfono se convertirá en algo ficticio, visto que la misma pasará a vincularse a la vivienda y no a la persona. Dicho de otro modo, el teléfono les pertenecerá a los hogares y no a quienes los habitan.

Esa es la razón por la que María Eugenia, de 64 años, declara que “ahora no podremos ni morirnos en paz porque no podemos pasarle la titularidad a alguien que no vive en la misma vivienda que nosotros, e igual sucede si nos vamos del país”.

Hacerse de un teléfono fijo en Cuba nunca ha podido ser cosa de coser y cantar. Teniendo en cuenta que la telefonía móvil en la isla y la conexión a internet son infinitamente más caras que la telefonía fija, tener en casa un aparato que es la principal vía de comunicación para la mayoría de la población es casi un privilegio.

Amén de que el traspaso de titularidad a favor de terceras personas y la flexibilización de las regulaciones de la compraventa de viviendas y las permutas, así como de las salidas definitivas del país, facilitaron el acceso al servicio telefónico, la oferta ha sido despreciable si se compara con la demanda. Solo alrededor de la décima parte de la población cubana cuenta con una línea fija.

En los últimos años no pocos propietarios -tanto si se iban del país como si se mudaban de provincia- decidieron vender sus teléfonos fijos en 500, 600 o 700CUC, y las autoridades del sector han declarado que son demasiados los pleitos y las ilegalidades asociados a ese servicio, así como las solicitudes de traslado, que aumentaron de un 2 a un 6%.

Las cifras de Etecsa indican que ha habido que disponer de alrededor del 60% de las inversiones previstas para la instalación de más de 30.000 traslados cada año.

No obstante, la decisión de la impopular empresa ha caído como cubo de agua fría sobre aquellos que veían su línea telefónica residencial como una posesión de la que podrían deshacerse si alguna vez necesitaban 500, 600 o 700CUC.

La insatisfacción de los cubanos aumenta en la medida en que se especula que lo hagan de ahora en adelante los precios de las casas. “El teléfono les dará mayor valor a los inmuebles en la compraventa. Además, antes de permutar, vender o comprar, uno tendrá que contemplar la existencia de un contrato telefónico y las condiciones del mismo”, aclara Yoandris, corredor de permutas en La Habana Vieja.

Al respecto, confirma Dora en el mismo lugar, “para mudarte o comprar, tienes que ver primero si para dónde vas hay teléfono. Tu teléfono no es tuyo, sino de las cuatro paredes donde esté instalado. Ya no puedes pasarlo a terceras personas ni lo puedes vender. Esto hace más evidente que no somos verdaderos propietarios de nada, ni siquiera de algo que supuestamente nos pertenece”.

-¿Hay algo de malo en que más de la mitad de los recursos de inversiones de Etecsa se destinen a traslados?, le pregunto a Yunior, propietario de un teléfono fijo en Arroyo Naranjo, La Habana.

-Aquí es donde único las empresas ven como un problema que se incremente el número de sus clientes, dice el cuentapropista. La ley se aplicará solo a algunos. Quien tenga dinero o un buen cargo, podrá burlarse de estas disposiciones, como ya es costumbre.

Mientras Mercedes no pierde la esperanza de tener el teléfono fijo instalado en casa de sus padres en menos de 30 días, la mayoría de los cubanos seguirá esperando que estos teléfonos no tengan que ser “asignados” por el gobierno, ni tengan que ver con que uno le caiga bien, mal o regular a algún jefe y sea lo suficientemente “revolucionario”, o Etecsa cuente con la disponibilidad técnica requerida, como casi nunca pasa.

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