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Chapman sobre la Serie Nacional de Béisbol: "No la veo, da ganas de llorar"

El Misil Cubano confesó que la degradación de la pelota cubana le entristece: "Nunca más pude ver un juego completo".


Este artículo es de hace 4 años

El estelar relevista de los New York Yankees, Aroldis Chapman, confesó en la entrevista recién concedida a CiberCuba y publicada en la mañana de este jueves, que desde su salida de Cuba hace 11 años nunca más pudo ver un partido completo de la Serie Nacional de Béisbol.

“He visto algún juego de pasada, pero nunca un juego completo. Ya no puedo”, respondió Chapman a la pregunta de si se mantenía al tanto del béisbol cubano.

“Es un béisbol que ahora mismo está muy malo en todo. Terrenos, pelotas, condiciones, nivel competitivo. No se salva nada. Tú miras un juego por internet y dan ganas de llorar”, precisó el Misil Cubano, el hombre que jugó tres temporadas en la isla antes de dar el salto a las Grandes Ligas, donde lleva diez temporadas de leyenda.

“Yo no sé cómo se pueden motivar los peloteros cubanos, porque a mí, por lo menos, me gusta jugar en un stadium lleno. Me gusta la bulla, la emoción, el espectáculo, y todo eso me motiva cuando estoy solo en medio del montículo y me toca lanzar. Y cuando miro la pelota de mi país no veo nada de eso. Es casi depresivo”, agregó el lanzador holguinero.

El cerrador recién elegido por la MLB dentro del Equipo de la Década (único cubano que figura en ese selecto team) confesó en otro momento que antes de jugar en la Gran Carpa, había visto solo dos juegos de la mejor liga del mundo.

“Dos juegos contados, y porque jugaba Contreras. Un amigo mío sabía que ese era mi ídolo y grabó los dos juegos en un videocasete y me llevó a su casa. Cerró todas las ventanas, trancó todo porque hasta eso podía buscarnos problemas. Ahí vi yo pitchear al 51 en las Mayores, me recuerdo que yo estaba como si fuera un niño, no me lo podía creer. Nunca más vi otro juego de acá”, dijo el lanzador que hoy ostenta los cinco lanzamientos más rápidos jamás medidos en esa MLB de la que apenas supo nada en sus 20 años de vida en Cuba.

Aroldis Chapman, hasta su fuga del equipo nacional durante un torneo en Rotterdam, vivió en su natal municipio Frank País, un poblado a 83 kilómetros de Holguín.

“Yo supe lo que era cuidar a un atleta cuando llegué a Estados Unidos. Donde yo vivía lo mismo me tocaba cargar un cubo de agua que resolver un problema con alguien, y ahí estaban los mismos brazos para todo”.

El Misil Cubano, como es conocido mundialmente por ser el único humano que ha lanzado una pelota a casi 106 millas por hora, asegura que cuando la prensa americana le preguntaba (tras su llegada en 2010) por los peloteros en activo que más seguía en las Grandes Ligas, a él le tocaba inventar.

“Tenía que decir mentiras, inventar el primer nombre que me viniera a la cabeza o que hubiera oído de pasada. Era más fácil eso que hacerle entender a un periodista de Cincinnati que yo no tenía acceso a internet y había visto solo dos juegos en toda mi vida. Dos juegos del mismo equipo y del mismo lanzador”, cuenta Chapman entre carcajadas.

En los cincuenta minutos de entrevista con CiberCuba, el estelar pelotero quiso esclarecer algunos de los asuntos más controversiales de su vida y su carrera, como las acusaciones de que colaboró con la inteligencia cubana para encarcelar a quienes lo quisieron sacar de Cuba en 2008, o si fue chantajeado por la Seguridad del Estado cuando en 2015 se le abrió un expediente en el Programa Recolector del espionaje cubano, con información altamente sensible de su vida privada.

“Jamás trabajé para la Seguridad del Estado y jamás lo haré. A mí me han acusado de ser comunista, de ser chivato, de ser agente, y yo estuve callado todos estos años para no afectar mi carrera, que era lo principal. Pero creí que había llegado el momento de responder a todo eso de una vez por todas y contar mi verdad”, sostuvo el supersónico lanzador.

Desde 2016 Aroldis Chapman figura en la nómina de los Yankees de Nueva York, a donde llegó tras ganar la Serie Mundial con los Chicago Cubs. El contrato por el que el equipo de la Gran Manzana se hizo con sus servicios es tan de récord como sus rectas: $86 millones por cinco temporadas. La mayor suma jamás pagada a un lanzador relevista.

El jovencito que aún a inicios del 2009 no sabía casi nada de las Grandes Ligas acumula números once años después como para integrar el Salón de la Fama.

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Ernesto Morales

Periodista de CiberCuba


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