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Imágenes evidencian el mal estado de un P-7 en La Habana

“Centro de propagación y contagio de las enfermedades infecciosas, como el coronavirus”, comenta un usuario sobre las imágenes.

Foto del P-7 en La Habana © Facebook/Jorge Enrique Rodríguez
Foto del P-7 en La Habana Foto © Facebook/Jorge Enrique Rodríguez

Este artículo es de hace 4 años

Imágenes que evidencian el deterioro en la carrocería de un ómnibus del transporte público en La Habana, llegaron este lunes a las redes sociales.

Las fotografías fueron compartidas por el periodista independiente Jorge Enrique Rodríguez, desde su cuenta de Facebook.

“El estado depauperado de los ómnibus donde se mueve el pueblo. Este es el P-7”, explica Rodríguez en su publicación.

La ruta que corresponde al P-7 realiza un extenso y tortuoso recorrido desde el Parque de La Fraternidad, en el municipio de Centro Habana, hasta la localidad de Alberro, en el municipio Cotorro.

“Centro de propagación y contagio de las enfermedades infecciosas, como el coronavirus”, comentó un usuario sobre las imágenes.

“Claro, si son más de 10 años dándole chucho”, señaló otro, refiriéndose a los largos periodos de explotación a los que son sometidos estos medios en Cuba, sin reemplazos.

En estos momentos, el país pasa por una grave crisis de transporte público que responde, en gran medida, a la escasez de combustible, calificada de “coyuntural” en septiembre de 2019 por el gobernante cubano Miguel Díaz-Canel, quien pretendió darle visos de temporalidad o brevedad a la situación. Sin embargo, esta se ha ido ampliando y extendiendo cada vez más.

La carencia de gasolina, el disgusto generado entre los transportistas privados por el tope de los precios y el encarecimiento otra vez de los viajes, son apenas piezas de un problema de fondo que no ha visto solución real nunca, pese a medidas, resoluciones aplicadas y apaños.

“Estamos pasando por una crisis bastante complicada, pero solamente el pueblo se lo siente”, aseguró un entrevistado al medio Cubanet, quien se refería a la odisea de emprender algo tan simple y cotidiano como ir al trabajo y regresar a casa en días de jornada laboral.

Igualmente, el transporte público en La Habana sufre el maltrato de los viajantes, quienes escriben sus nombres o dañan los asientos y el interior de las guaguas. A esto se une el abandono, como la suciedad impregnada, a veces, por todas partes.

También los buses de la ciudad han servido para capturar imágenes un tanto inusuales, de personas que abordan las guaguas con objetos que se salen de la norma ordinaria, en un país donde ciertamente lo común no es tan común.

De modo que en las guaguas cubanas un viajero puede tropezar con una moto eléctrica, con una lavadora o un refrigerador, al que llevan tranquilamente como un pasajero más.

También se han cargado a las célebres guaguas otros artículos de grandes dimensiones, como muebles o puertas.

Con todo, la actual situación “coyuntural” obliga a los cubanos a abordar desesperadamente lo primero que se les plante enfrente, con tal de resolver su problema de transportación lo más pronto posible.

Recientemente, se informó que 23 triciclos eléctricos comenzarían a circular por las calles de La Habana para transportar pasajeros en áreas de gran densidad poblacional como Centro Habana y La Habana Vieja.

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Maykel González

Periodista de Cibercuba. Graduado de Periodismo por la Universidad de La Habana (2012). Cofundador de la revista independiente El Estornudo.


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