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Raúl Diago: Si me lo piden haré todo lo que pueda por el voleibol cubano

Entrevista al exjugador cubano de voleibol Raúl Diago Izquierdo.

Raúl Diago © Cortesía de la entrevistado
Raúl Diago Foto © Cortesía de la entrevistado

Este artículo es de hace 3 años

Desde la histórica medalla de bronce del seleccionado masculino en los Olímpicos de Montreal 76 y el oro del Mundial de Leningrado de las muchachas en 1978, la cantera de voleibolistas cubanos ha sido inagotable con títulos en los más exigentes torneos internacionales, entre los cuales sobresalen los tres cetros olímpicos de las Espectaculares Morenas del Caribe de Eugenio George.

En estos momentos jugadores que podrían integrar unos seis equipos de uno y otro sexos juegan en el exterior, ya sea por contratación cubana o por gestiones propias.

Muchos de nuestros grandes jugadores han narrado sus peripecias para CiberCuba y hoy le toca el turno a uno que, además de estar entre los mejores pasadores del planeta en su época y posterior comisionado y presidente de la Federación Cubana de ese deporte, es un hombre encantador, carismático, atractivo, extremadamente jovial.

Raúl Diago: conocido por 'el Mago', por su gran habilidad con las cartas y en su hábil manejo de las manos.

Nacido en agosto de 1965 en Perico, provincia de Matanzas, Diago tiene una extensa historia que contar.

¿Qué haces ahora? Sé que estás en Argelia.

El pasado año, el presidente del Comité Olímpico de Argelia me invitó a visitar su país junto a mi esposa. Realizamos un recorrido a lo largo y ancho del país y tras ponerme al día del trabajo del voleibol en los diferentes clubes, él me propuso trabajar con el Equipo Nacional Masculino y así fue como inicié mi labor en la nación norafricana.

¿Qué has hecho con el voly argelino?

Trabajar, trabajar y trabajar. Lo mismo que hice en mi Cuba. Primero, obtuvimos muy buenos resultados en el Campeonato Africano efectuado en Túnez, al quedar terceros tras vencer a Egipto, escuadra a la que no vencían desde el 2003 .

Posteriormente en Marruecos,sede de los Juegos Africanos, logramos la medalla de plata. Ya terminó la temporada y por el coronavirus no hemos podido regresar a casa. Es posible que vuelvan a contratarme con el mismo cargo de director técnico.

Hijo de Juana y Augusto, Raúl Diago tiene dos hijas, Daniela y Dianet. Tiene tres hermanos, ninguno siguió un sendero deportivo. Actualmente está casado actualmente con Omara Delgado.

Siempre fui aficionado al deporte, me gustaba mucho la pelota y el atletismo por lo que a los 12 años mi mamá me llevó a la EIDE Provincial de Matanzas, ubicada en Varadero en agosto de 1977 para inscribirme en campo y pista.

Para sorpresa nuestra no había plazas por lo que nos dirigimos a la cátedra de baloncesto, pero la edad mínima exigida era 14 años; así prácticamente de carambola fuimos a ver a Tony, responsable del voleibol y ahí sí me acogieron con gusto.

Yo era espigado, atlético, alto. Siempre me dieron la posibilidad de que a principios de 1978 podía cambiarme, si lo deseaba, para el atletismo.

¿Y qué pasó en enero?

Muchacha… Cuando llegó ese momento ya era tarde pues sentía tal amor por el voleibol que no dudé un instante en permanecer en él. Recuerdo a mis entrenadores en la EIDE, Felipe, Claudina Villaurrutia y Yiyo a los cuales les debo mi pasión por el “ juego de los super reflejos” como lo califica el profesor René Navarro.

¿Cómo avanzas en la pirámide del alto rendimiento?

En el verano de 1981, el comisionado Morúa invitó a seis jugadores de Matanzas a entrenar con vistas a las pruebas de captación para la ESPA Nacional. Éramos más de veinte y sólo fuimos escogidos doce de todo el país, dos yumurinos, Reemberto y yo.

Comenzamos en la categoría cadete en la ESPA Nacional, bajo las órdenes de Justo Morales, un muy buen entrenador con un amplio dominio de la pedagogía del voleibol.

Nos enseñó valores que todo ser humano debe tener para enfrentar exitosamente lo que se proponga hacer en la vida. Guardo recuerdos imborrables de esa época que, créeme, fue un fértil cimiento sobre el que construí lo que soy.

En 1983, tras competir en el Campeonato Nacional de mayores, fui promovido al Equipo Nacional Juvenil que conducía Juan Díaz, otro excelente técnico con quien ganamos el torneo NORCECA que tuvo por sede a Nicaragua y con esa actuación obtuvimos el boleto para el Mundial Juvenil.

Raúl Diago estuvo en el seleccionado que se ubicó tercero en ese Mundial Juvenil que se efectuó en Italia, 1985, en aquella ocasión bajo la égida de Orlando Samuel.

Mi actuación allí me condujo a la selección nacional, mi meta más preciada, mi sueño desde que entré en el deporte de la malla alta. Con 20 años lograba mi quimera.

¿Qué recuerdas de ese equipo?

Momentos muy bonitos, mucha cohesión entre jugadores experimentados como Raúl Vilches, Carlos Ruíz, Manuel Torres, Abel Sarmiento, Lázaro Beltrán y un grupo de jovencitos entre los que nos encontrábamos Joel Despaigne, Ricardo Goicochea, Lázaro Marín, Ricardo Vantes, Idalberto Valdés, Félix Milián y yo. ¡Qué clase de piquete!

¿Cuántos años en la selección?

Desde 1985 hasta el 2001: dieciséis.

Tuve la oportunidad de estar presente en ese período con Raúl Diago, pues aunque el voleibol no estaba entre mis primeros deportes, a veces hacía la asistencia a mi colega Carlos Alberto González, además de compartir momentos en Juegos Olímpicos, Pan y Centroamericanos. Si buscabas ese jugador que levantaba el ánimo, hacía travesuras, jugaba con las cartas, ése tan necesario en un colectivo que provoca la tan necesaria risa… ¡Ahí estaba el matancero!

Enumerar tu vida en el tabloncillo sería hacer un largo recuento ¿Puedes sintetizarlo?

Fueron dieciséis años en la primera línea de combate. Así, a vuelo de pájaro: una medalla de oro y dos de plata en Copas del Mundo, segundo y tercer lugares en Campeonatos del Orbe.

En la Liga Mundial fuimos campeones una vez y obtuvimos cinco metales plateados y uno de bronce; en Copas de Campeones, dos bronce y en el muy bien ranqueado certamen los Cuatro Grandes obtuvimos una medalla de bronce.

¿Y en Juegos Múltiples?

Yo tomé parte en cuatro Juegos Panamericanos con saldo de dos títulos, un subcampeonato y un tercer lugar. Generalmente a los Centrocaribes iba el segundo equipo (cuando aquello Cuba se podía dar ese lujo y ganar) por lo que sólo soy monarca centroamericano en una sola ocasión, en los Juegos de Maracaibo 98.

¿Deuda olímpica?

Pues sí. Deuda olímpica. Lográbamos reunir un elenco de lujo y a la hora buena, algo nos pasaba que se nos iba el partido decisivo. Lo máximo fue el cuarto puesto en Barcelona 92; aquello fue frustración, incredulidad, añoranza. No pudimos vencer en el cruzado a Brasil, finalmente campeón, ni imponernos por el bronce a Estados Unidos.

Reconozco que había una calidad pareja, varios podían haber ganado, pero nosotros reuníamos un conjunto de primerísimo nivel para encaramarnos en el podio.

Realmente nos dejó un mal sabor el seleccionado masculino en esas tres Olimpíadas, el reverso de la moneda de las niñas. Para Atlanta y Sydney también hubo grandes expectativas.

En la cita norteña terminamos como primeros la fase eliminatoria y en muerte súbita jugamos con los rusos, cuartos y éstos nos vencieron obligándonos a discutir entre el quinto y octavo puestos. Finalmente quedamos en la sexta plaza y el campeón fue Holanda. En Sydney ganó Serbia y nosotros nos ubicamos séptimos.

Quiero hacerte notar el nivel del voly (m) en ese período que ningún país repitió el cetro y que Italia y Cuba que pertenecían, sin discusión, a la élite universal nunca pudieron coronarse y en nuestro caso, ni escalar el podio.

Tú estuviste entre los primeros cubanos en jugar la Liga Italiana y en general en el fuerte voleibol europeo ¿qué nos dices de esa época?

Efectivamente, en 1999 tres cubanos formamos parte del equipo Iveco de Palermo, Italia que ganó el Campeonato Europeo de Clubes. Éramos Osvaldo Hernández, Ángel Denis y yo.

En la liga jugábamos o en el mismo sexteto o como adversarios de aquellos voleibolistas italianos que integraban la selección de su país que tan difícil se nos hacía derrotar en certámenes internacionales. Fue una bonita experiencia; el campeonato italiano es un referente mundial.

Siempre en un colectivo se hacen amigos para toda la vida e imagino que con lo popular que siempre has sido tendrás muchos.

Muchacha, muchos. En mi permanencia en el Equipo Nacional he pasado por varias generaciones: Leonardo Silie, Idalberto Valdés, Rodolfo Guillén, Joel Despaigne, Nicolás Vives, Iosvani Hernández, Alexis Batle, Osvaldo Hernández, Ramón Gato. ¡Todos éramos muy unidos!

Diago, en el extranjero en estos momentos, pueden armarse varios equipos CUBA en uno y otro sexos ¿cuál es tu posición de que puedan jugar con nosotros? Ahora para que Roberto Simón pudiera hacerlo tuvo que sobrepasar no pocos escollos.

Pienso que tienen derecho a formar el Cuba aquellos que realmente hayan adquirido las experiencias y el nivel necesario para poder estar a la altura y que sean capaces de integrarse, transmitir y poner en práctica lo adquirido a nivel internacional.

El trabajo que pasó Simón, los escollos que tuvo que sortear para poder jugar en el Equipo Nacional se debe en gran medida a la desmedida burocracia que nos corroe.

Se pueden abreviar pasos, hacerlos fáciles, que el camino a recorrer sea menos angosto. Debemos ser más prácticos, más objetivos. Luchar por el mejor resultado: todos somos cubanos.

De las decenas de deportistas que he entrevistado, casi el ciento por ciento está de acuerdo con esto ¿es posible que tantas miradas no conduzcan a una verdad de Perogrullo? ¡En fin!

Diago, después de tantos saltos, deslizamientos sobre el taraflex, ataques sorpresivos te jubilas para convertirte en entrenador.

Entre 2003 y 2006 integré el colectivo de entrenadores del equipo nacional masculino y en ese lapsus conquistamos el tercer lugar en la Liga Mundial del 2005 que tuvo su final en Polonia.

2006 marca un año importante en tu vida

Claro, es que ese año comencé como presidente de la Federación Nacional de Voleibol y Comisionado Nacional. Esa etapa me trae muy buenos recuerdos ya que logramos cohesionar un equipo de trabajo capaz y conocedor.

Me sentí satisfecho de lo bien que trabajaron los staff de técnicos en las distintas categorías y sexos. Por ejemplo, en el 2007, las Espectaculares Morenas del Caribe derrotaron en su tierra a las brasileñas en los Panamericanos de Río, también las chicas quedaron segundas en el Grand Prix y fueron cuartas (pudieron ser primeras) en los Juegos Olímpicos de Beijing 2008.

Los varones obtuvieron la plata en el Mundial de mayores en Italia 2010, fueron subcampeones mundiales juveniles en el 2009 y ganaron los Juegos Olímpicos de la Juventud en Singapur 2010.

El voly de playa fue monarca continental y regional. Además se trabajó exhaustivamente con la reserva de atletas a nivel nacional, cantera que permite la continuidad de los Equipos Nacionales.

Otra satisfacción que tengo es el trabajo evolutivo realizado con las comisiones de trabajo a nivel de Norte, Centroamérica y el Caribe.

Y con tan buenos resultados ¿por qué tu cambio como presidente y comisionado?

¡Ah! Pues sí. A pesar de ese trabajo, un buen día fui citado a la Subdirección de Actividades Deportivas del INDER, donde se me informó que yo iba a ser analizado tras recibirse un anónimo sobre mi persona, que debía esperar respuesta en mi casa ¿Te puedes imaginar aquello?

Realmente la política de aceptar un sucio anónimo jamás cupo en mi cabeza. El que no tiene un mínimo de decencia o valentía para decir las cosas de frente y se escuda en un anónimo, no debe ser escuchado. Sin embargo, es así.

Para mí fue un pésimo proceder, pienso que se debió actuar de otra manera y no separarme de mi puesto de trabajo.

¿Qué arrojó la investigación?

La respuesta fue favorable a mí. Luego de tantas molestias y sufrimientos, sólo exigí unas disculpas públicas por los daños ocasionados. Por supuesto, no me restituyeron en mis puestos. Sin comentario.

Cosas del Orinoco ¿no Raúl? Vamos a cambiar de tema porque las respuestas son inalcanzables.

Todos conocimos al Raúl Diago pasador, entrenador y dirigente pero ¿cómo ha sido tu vida como trabajador por cuenta propia?

Mi labor como trabajador por cuenta propia comenzó desde el 2001 con la renta de habitaciones para turistas, luego en febrero del 2012 debuté con la apertura de un restaurante- bar llamado La Figura, como me suelen llamar muchas de mis amistades debido a que siempre me dirijo de esa forma a la gente.

Ese centro ha sido visitado por estrellas del arte y el deporte: Javier Sotomayor, Alberto Juantorena, Filiberto Azcuy, Tania Pantoja, Waldo Mendoza… Festejamos bodas, fiestas de quinceañeras, cumpleaños, reuniones de negocios, doctorados, conferencias de prensa, reuniones familiares, etc.

¿Qué te parece si regresamos al taraflex? ¿Qué características debe poseer un buen pasador?

Primero debe ser fuerte físicamente, veloz, hábil; tener resistencia y ser eso tan importante en un colectivo: ¡líder! dentro y fuera del terreno. Tiene que trabajar mucho en la precisión del pase, desarrollar el pensamiento técnico-táctico, desarrollar la vista periférica, conocer al rival para tener el conocimiento de sus características.

Y, por supuesto, saberse al dedillo cada uno de sus compañeros para determinar a quién entregar el balón según el momento y la situación del juego. La inteligencia desempeña un papel fundamental.

Yo estudiaba la dificultad de cada jugador contrario y sabía cómo y en qué momento pasar; a eso se le llama toma de decisiones.

En varias ocasiones integraste el ALL STARS de eventos del más alto nivel.

Sí. Fui seleccionado Mejor Pasador del Mundo en los Campeonatos Mundiales de Brasil 90 y Japón 98; en el torneo Los Cuatro Grandes 90 y en la Liga Mundial de 1992 mientras en la Copa del Mundo de 1991 fui el mejor sacador.

¿Te atreverías a integrarme un equipo CUBA todos estrellas?

¿De mi época?

No. En general.

Uff, qué va, Cuba es tierra de voleibolistas al igual que de peloteros, boxeadores, atletas, judocas, luchadores. A ver te voy a decir los mejores por posición, según mi criterio.

Adelante

Auxiliares: Diego Lapera, Osmani Juantorena, Abel Sarmientos, Wilfredo León, Yoandry Leal, Lázaro Beltrán.

Centrales: Raúl Vilches, Roberto Simón, Ihosvani Hernández, Alfredo Figueredo, Idalberto Valdés, Pavel Pimienta.

Opuestos: Joel Despaigne, Osvaldo Hernández, Leonel Marchal, Ángel Denis.

Líberos: Keiber Gutiérrez y Yasser Romero Mayeta.

El pasador lo pongo yo: ¡Raúl Diago! Te agradezco pero también hay que poner a Jorge Pérez Vento de una época anterior.

Entrenadores: Orlando Samuel, Juan Díaz y Justo Morales. Bajo las órdenes de los tres jugué y los tres me reportaron grandes enseñanzas. No podría diferenciar.

No puedo dejar de mencionar a dos jugadores que hubieran sido inmensos de no ser perseguidos por las lesiones: Ricardo Goicochea y Leonardo Silie.

Quien ha conocido a Raúl Diago sabe de su agilidad mental, su sonrisa amplia, esa franqueza y alegría que siempre tiene a flor de piel. Su vida misma es una anécdota como cuando regresaban en el avión de los Panamericanos de Winnipeg en 1999 e hizo que las horas de vuelo pasaran rápido con sus presentaciones de “magia”, escondiendo cartas y provocando la risa de todos y el asombro de muchos.

En esa ocasión, en medio de los aplausos mi compañero Ihosvani Hernández y Pedro Luis Lazo, el pitcher, pasaron las gorras jajajajaja y decían “ depositen aquí para el artista cubano”.

Sobran las anécdotas; guardo muy buenos recuerdos como por ejemplo en las ligas Mundiales que eran un espectáculo cuando La Habana era la sede. En medio del período especial, con problemas en el transporte y todo lo demás, había que ver aquella Ciudad Deportiva los fines de semana…

No cabía una persona, sentados, de pie, abarrotando pasillos. El pueblo nos apoyaba, se hacían iniciativas para animarnos; iban con pancartas, cada barrio tenía sus jugadores al punto que competían entre sí.

Otra anécdota bonita fue en la Copa del Mundo en 1989 en Japón. Primero ganaron las muchachas y nos cruzamos en el camino y ellas nos dejaron unas cartas con los periodistas, que nos sirvieron de aliento e inspiración para nuestra competencia… ¡y así fuimos campeones también!

Recuerdo aquella hazaña. Una islita tan pequeña y dominando el tablero del voly mundial.

A nuestra llegada a La Habana nos recibieron las Morenas del Caribe y recorrimos toda la ciudad en unos yipis descapotables y después tú y Carlitos hicieron un documental “Una Increíble Hazaña”.

Imborrables los recuerdos y aventuras que viví en los tres Juegos de la Estrellas en los que intervine: Italia 91, Brasil 93 y Japón 95. Disfruté mucho porque estaban los mejores jugadores del mundo y nos permitió confraternizar, compartir hazañas y conocimientos.

Tuve la oportunidad de ser invitado a algunos programas televisivos en nuestro país. Todos disfrutaban con mis trucos de magia en directo y recuerdo que hubo uno que me regaló un conejo ¡jajajaja! que sacaron de un sombrero.

Figura, Señor Mago, mejor pasador cubano de todos los tiempos, cierre con broche de oro su entrevista cual pase de lujo para el más feroz de los ataques.

Estoy muy satisfecho conmigo como hombre, padre, hijo; como voleibolista, entrenador, dirigente y sólo quiero decir que todo lo que pueda hacer por el voleibol cubano lo haré… si me lo piden. Decidido a poner otro granito de arena al deporte que tanto amo.

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Julita Osendi

Graduada de Periodismo en la Universidad de La Habana 1977. Periodista, comentarista deportiva, locutora y realizadora de más de 80 documentales y reportajes especiales. Entre mis coberturas periodísticas más relevantes se hallan 6 Juegos Olímpicos, 6 Campeonatos Mundiales de Atletismo, 3 Clásicos


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Julita Osendi

Graduada de Periodismo en la Universidad de La Habana 1977. Periodista, comentarista deportiva, locutora y realizadora de más de 80 documentales y reportajes especiales. Entre mis coberturas periodísticas más relevantes se hallan 6 Juegos Olímpicos, 6 Campeonatos Mundiales de Atletismo, 3 Clásicos

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