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Blindados en las calles y decenas de detenidos en Bielorrusia tras otra manifestación masiva contra Lukashenko

El despliegue de vehículos blindados y la fuerte represión policial no han amedrentado a los manifestantes.

Imagen de la manifestación en Plaza Independencia © Tut.by/Twitter
Imagen de la manifestación en Plaza Independencia Foto © Tut.by/Twitter

Este artículo es de hace 3 años

Una masiva manifestación opositora en Minsk este domingo ha vuelto a poner contra las cuerdas al presidente Alexandr Lukashenko, que recibió esta semana el apoyo explícito del presidente ruso Vladímir Putin.

El despliegue de vehículos blindados y la fuerte represión policial no han amedrentado a los manifestantes. "Mire cuántos somos. No les quedará más remedio que admitir que han perdido. Y cuanto antes, mejor", explicó uno de los manifestantes congregados en la Plaza de la Independencia de la capital de Bielorrusia.

Esta es la tercera marcha dominical pacífica convocada por la oposición tras las elecciones del pasado 9 de agosto, en las que fue declarado ganador Lukashenko, un resultado que la oposición no reconoce. Desde entonces, Bielorrusia ha visto la mayor ola de protestas de su historia, en su mayoría jóvenes inconformes con el fraude electoral.

Lukashenko reclama su sexto mandato por el 80% de los votos frente al 10% de su rival, la líder opositora Svetlana Tijanóvskaya.

La cita del domingo se convirtió en un "regalo espacial" para el mandatario bielorruso en su aniversario 66: entre las pancartas se podía leer "¡Sal, Sahsa! (diminutivo de Alexandr) ¡Vinimos a felicitarte!" y "¡Feliz cumpleaños! ¿Te gusta nuestro regalo?".

Miles de manifestantes llenaron la plaza, que amaneció bloqueada con vallas metálicas, y ondearon banderas rojiblancas, pese a los intentos de la policía de contener e intimidar a los manifestantes. Frente a la Casa de Gobierno, residencia de Lukashenko, se desplegaron también gran cantidad de carros, autobuses de la policía y coches celulares.

Cuando los opositores comenzaron a reunirse en columnas para marchar en dirección de la sede oficial, los agentes del orden les interrumpieron el paso con vallas, vehículos y cadenas policiales, ante lo cual las columnas se vieron obligadas a dar rodeos por la ciudad.

Aún así, la marcha arrancó con miles de personas, a las cuales se fueron sumando gente de diversos barrios de la capital que demoraron en llegar debido al cierre de las cuatro estaciones de metro más cercanas al recorrido anunciado por la oposición.

La policía bielorrusa, que ha ganado fama estas tres semanas por el uso arbitrario de la fuerza y el acoso de los periodistas, no demoró en comenzar las detenciones: en algunos casos la multitud trató de evitar los arrestos e incluso chocó violentamente con los agentes del orden.

La portavoz del Ministerio del Interior, Olga Chemodánova, informó de que poco después del inicio de la marcha "una multitud se abalanzó contra un auto de la policía y lo dañó", mientras que los agentes detuvieron al menos a 140 manifestantes "por su participación en protestas masivas no autorizadas".

Los uniformados formaron filas para bloquear a los manifestantes, algo que lograron en varias ocasiones, pero en otras fueron empujados por la multitud que los superaba en número entre gritos de "¡Cómo no les da pena! ¡Vergüenza! ¡Este es nuestro país! ¿Qué hacen?".

Pese a los esfuerzos de la policía, el grueso de los manifestantes lograron acceder a la Plaza de la Independencia y se mantuvieron allí durante largo rato, pese a la lluvia y la llegada de siete blindados artillados con ametralladoras de grueso calibre.

Además de la capital, los bielorrusos han salido a las calles de otras ciudades, en las que también enfrentan la presión policial. Según el portal Tut.by, en Grodno varios miles de personas celebran un mitin en la plaza aledaña a la terminal de trenes, en Brest la oposición protagoniza una marcha, a la que se suman médicos y transportistas, mientras que los movimientos opositores reportan protestas en Bobruisk, Molodchenko y Baránovichi, entre otras.

Por su parte, Lukashenko asegura que las movilizaciones son un complot de Occidente y de la OTAN para derrocarle, y continúa estrechando el cerco sobre los manifestantes, los líderes de la oposición y los informadores locales y extranjeros.

Este domingo, en otra muestra de apoyo al dictador bielorruso, el presidente ruso, Vladímir Putin, le felicitó por su cumpleaños vía telefónica. En la conversación también se habría acordado una visita del bielorruso a Moscú en “un futuro cercano”.

Rusia también ha formado una “unidad de seguridad en la reserva”a petición de Lukashenko, lista para intervenir en Bielorrusia “si la situación se descontrola”, ha asegurado Putin, tras recalcar hace unos días que Moscú reconoce la legitimidad de las presidenciales del 9 de agosto.

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