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Denuncian salidero de agua potable desde hace más de cuatro meses en Sancti Spíritus

La última vez que el denunciante fue a Acueducto le dijeron que su reporte ya no aparecía en el sistema porque el trabajo ya se había hecho.

Salidero en una calle de La Habana (Imagen referencial) © CiberCuba
Salidero en una calle de La Habana (Imagen referencial) Foto © CiberCuba

Este artículo es de hace 3 años

Mientras en muchos pueblos y ciudades de Cuba sus habitantes padecen una severa escasez de agua, en Sancti Spíritus un vecino tuvo que acudir a la prensa oficialista para denunciar que en su cuadra hace más de cuatro meses que hay un salidero de agua potable y nadie ha hecho nada por solucionarlo.

Fabio Martínez Salas, residente en la calle 2da. del Oeste, entre 3ra. y Río, en el reparto Colón del municipio cabecera, escribió a la sección Acuse de Recibo de Juventud Rebelde para manifestar que, pese a sus múltiples gestiones ante los organismos responsables, el líquido continúa derrochándose.

De acuerdo a su relato, el pasado 6 de julio fue a reportar el hecho a la empresa de Acueducto. Al ver que nadie iba, regresó el 20 de ese mes. Al buscar en la computadora apareció su reporte, pero para su sorpresa le dijeron que el trabajo ya se había realizado. Él lo desmintió y le contestaron que sería notificado nuevamente como pendiente.

El 14 de agosto, al ver que no acudían, se presentó en la oficina de Atención a la Población del Partido, y como no pasaba nada, regresó el 2 de septiembre.

Ese mismo día casualmente vio a una brigada de Acueducto que estaba trabajando en un salidero a tres cuadras de su casa, que solo llevaba diez días. Al preguntarle al jefe este le dijo que eran de Banao y que estaban en labores de apoyo, que no conocían del reporte suyo.

Fabio fue por tercera vez a Acueducto y la respuesta que le dieron lo dejó helado: su reporte del 6 de julio ya no estaba en el sistema, y eso significaba que el trabajo ya se había realizado.

El 4 de septiembre volvió al gobierno provincial. Allí le dijo a la funcionaria que lo atendió que se sentía desprotegido y que lo único que se ocurría era escribir a la prensa. Ella le respondió que si lo hacía estaba en su derecho.

“Hasta hoy nada han resuelto y esto cada día se complica más. Qué falta de sensibilidad, respeto y amor por lo que hacen. Después de este correo, de seguro vienen las justificaciones y lamentos”, concluyó.

Casos como el de este vecino de Sancti Spíritus no son nuevos en Cuba, donde la desidia de las autoridades sumada al deterioro de las redes hidráulicas, permiten que en muchos lugares se despilfarre el agua, mientras en otros las personas sobreviven cargando cubos y pagando sumas exorbitantes a los conductores de las pipas.

Hace menos de un año un vecino de La Lisa, en La Habana, envió a CiberCuba fotos de un enorme salidero de agua potable que estaba inundando varias calles del municipio.

Las imágenes enviadas a la redacción mostraban la presencia del líquido limpio en las calles, al parecer debido a algún tipo de fuga. Pero tras varios días, las autoridades no hacían nada para resolver el problema.

En junio del año pasado residentes de Artemisa escribieron a CiberCuba tras pasar casi cuatro meses pidiendo una solución para un salidero de agua potable en una de las principales tuberías que abastece al reparto Forestal, en el municipio de Bahía Honda.

Además del líquido que se botaba, existía el peligro de que el escape estaba muy cerca de un arroyo de aguas albañales, donde alguna gente solía echar esqueletos de animales muertos.

“Esa tubería dañada va para una casa desde la tubería maestra y el problema está en el empate que lo abrieron hace unos años, clandestinamente según sabemos y sin las herramientas correspondientes. La tubería principal tiene más de 40 años de explotación y nunca ha sido cambiada, por tanto, es muy frágil”, explicó uno de los afectados.

En agosto pasado, en plena crisis de coronavirus, los casi 3 800 habitantes de un pequeño pueblo de Cienfuegos llamado Yaguaramas, situado en las inmediaciones de la Ciénaga de Zapata, denunciaron que llevaban 48 días sin agua, luego de la rotura de una turbina ocurrida en julio. Desde entonces vivían llenando envases y pomos para tratar de mantener la higiene durante la pandemia.

Aunque los representantes del Partido hicieron amago de resolver el problema, el agua solo llegó a algunas viviendas dos días.

“En 48 días que llevamos sin agua solamente han puesto una pipa, pero como es tan grande no puede entrar en todas las zonas del pueblo. Es decir, no es para todos”, detalló una vecina afectada.

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