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Va de La Habana a Manzanillo en bicicleta por falta de transporte en Cuba y para cumplir un sueño

Dariel de la Torre Atencio, de 38 años, hizo el viaje en cuatro días, con paradas en Colón, Cabaiguán y Camagüey. Dice que vio un país "fantasmal", con las calles vacías porque la gente se queda en sus casas para esquivar la pandemia.


Este artículo es de hace 3 años

Dariel de la Torre Atencio es un aficionado cubano al ciclismo, que ante las dificultades del transporte interprovincial que atraviesa la Isla por la pandemia y la escasez de combustible decidió, a sus 38 años, hacer el viaje de La Habana a Oriente en bicicleta.

Lo empujó la necesidad, pero en el fondo, él llevaba tiempo soñando con llevar a cabo esa aventura. "Es una cosa que siempre tenía en mente como deseo", asegura a CiberCuba.

Finalmente cogió su bicicleta y dio pedales desde Centro Habana hasta Manzanillo. Hizo el viaje en cuatro días.

En una entrevista concedida a este portal, De la Torre explica que se hacía de media unos 195 kilómetros al día, lo que en horas se traduce en una media de entre siete y ocho horas de pedaleo. Para eso, aclara, hay que tener fondo, aunque los ciclistas menos avezados pueden hacer menos kilómetros y más paradas.

En total él paró en cuatro ocasiones: en Colón (Matanzas), Cabaiguán (Sancti Spíritus), Camagüey y finalmente, Manzanillo. Con CiberCuba habló desde un pequeño pueblo del municipio granmense de Campechuela, llamado San Ramón, en los límites con Media Luna y con vistas al Golfo de Guacanayabo.

Según explica, antes de salir de cada sitio, reservaba en casas particulares para pasar la noche. De media le cobraron 180 pesos cubanos por día y para comer se gastó entre 5 y 7 CUC diarios en menús típicos cubanos: arroz, frijoles, carne...

La ruta en bicicleta de La Habana a Manzanillo la hizo por la carretera Central, sin presión de carros o al menos con conductores acostumbrados a que por la zona circulen muchos ciclistas y carretas tiradas por caballos.

Si bien reconoce que algunos conductores se pegan demasiado al ciclista, él no pasó ningún susto ni tuvo ningún problema. En parte, porque preparó la bicicleta para evitar poncharse a mitad de trayecto.

En el viaje, sólo recuerda dos inconvenientes. Uno en Cabaiguán, donde la persona con la que había acordado quedarse a dormir esa noche, lo dejó plantado y otro en Ciego de Ávila, donde no pudo parar porque la ciudad está confinada debido al coronavirus y fue en esta zona justo donde se le hizo más difícil. "Pasé sed y hambre, aunque pude parar más adelante", confesó a CiberCuba.

Por el camino, asegura que vio paisajes hermosos, pero sobre todo, ha visto una Cuba apagada en época de pandemia. "Es casi fantasmal", dijo.

Le llamó la atención que las calles estuvieran desiertas porque la gente ha decidido quedarse en su casa para esquivar el coronavirus.

Lo mejor de esta aventura fue la parada en Camagüey, donde cuenta que lo trataron muy bien y hasta lo recibió un equipo de ciclistas. Lo peor, seguir de largo en Ciego de Ávila y no poder parar por la pandemia.

Por lo demás, "En Cuba todo está básicamente igual", matizó.

Y básicamente igual se quedó él tras terminar el viaje. Apenas perdió un kilo de peso porque intentó alimentarse bien durante el trayecto para evitar que su cuerpo sufriera la fatiga de casi 200 kilómetros diarios.

Ahora tiene en mente ir en su bicicleta a playa Las Coloradas y hacer una ruta por la Sierra Maestra. Dependiendo de lo que aguante su bicicleta, se planteará si regresa a La Habana dando pedales o se decanta por hacerlo en otro tipo de transporte.

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Tania Costa

(La Habana, 1973) vive en España. Ha dirigido el periódico español El Faro de Melilla y FaroTV Melilla. Fue jefa de la edición murciana de 20 minutos y asesora de Comunicación de la Vicepresidencia del Gobierno de Murcia (España)


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