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Dream Team Cuba de todos los tiempos en la MLB (II parte)

Hoy van los outfielders.

Orestes Miñoso, Tony Oliva y José Canseco ©

Este artículo es de hace 3 años

Lo que sigue es la segunda entrega del Equipo Ideal histórico de Cuba en Grandes Ligas, como parte de una serie sobre los Dream Team de las principales potencias beisboleras del mundo. En la anterior me concentré en la receptoría y el infield; hoy van los outfielders.

Jardineros

Orestes Miñoso. El primer negro latino que alcanzó el estrellato en el Big Show repartió mares de palos y recorrió océanos de bases para acabar rebautizado como Míster White Sox. Era un dios: lo mismo le dedicaban cha-cha-chas que convertía los averages de .300 en pan diario, y esa divina condición lo dejó debutar en 1949 y tener la última vez al bate nada menos que en 1980. Líder en robos, dueño de los triples, Guante de Oro y cliente habitual del All Star Game, tanto pesó en el alma de la fanaticada que, a su muerte, el entonces presidente Obama proclamó que “Minnie puede haber sido obviado por el Salón de la Fama durante su vida, pero para mí y para las jóvenes generaciones de afroamericanos y latinos, Minnie encarna por excelencia la historia americana mucho más que lo que una placa jamás podría representar”.

Tony Oliva. Cuando se habla de toletero, se habla de este pinareño inverosímil que en 1964 se estrenó como ninguno al agenciarse el premio al mejor debutante y también los lideratos de hits, dobles, anotadas y bateo en la Liga Americana. ¡Nadie en el siglo XX había podido fusionar el RoY y el Champion Bat! No contento con eso, encabezó dos veces más los promedios del joven circuito, repitió en múltiples ocasiones en sencillos y tubeyes, y en ocho ocasiones sucesivas lo convocaron al partido estelar de mitad de temporada. Como lo resumió un ex manager de los Mellizos, “Tony Oliva no nació para jugar béisbol; vino a este mundo para batear”.

José Canseco. Grande y polémico a la vez, los sentimientos hacia él van de la admiración al odio, sin estaciones intermedias. Abrió el club de 40HR-40BR, fue Novato del Año y MVP, asistió a seis Juegos de Estrellas, ganó cuatro Bates de Plata y dos Series Mundiales... Una bestia que está entre los mejores de cualquier época en eso de conjugar poder y velocidad, cierto día delató en un libro el uso generalizado de esteroides en las Ligas Mayores, y millones de puertas se cerraron para él. Acaso todas, menos una: la del recuerdo eterno de sus proezas en el campo.

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Michel Contreras

Periodista de CiberCuba especializado en béisbol, fútbol y ajedrez.


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