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Denuncia que su hermano está en la cárcel tras ser engañado por la Policía en Cuba

A Roberto Valentín Hernández Scull le piden 10 años de prisión después de llegar a un acuerdo con agentes de la PNR para cerrar un caso pendiente. Él debía devolverles un arma de fuego a cambio de quedar libre de antecedentes penales. Su hermana asegura que lo engañaron.


Este artículo es de hace 3 años

Roberto Valentín Hernández Scull (La Habana, 14 de febrero del 1982) no es un santo. Es un joven cubano con un largo historial delictivo. Su hermana, Janet María Hernández Scull, se ha puesto en contacto con CiberCuba para denunciar que le piden injustamente 10 años de cárcel tras ser estafado por la Policía Nacional Revolucionaria. Ésta es su historia.

Roberto Hernández Scull llegó a un acuerdo de palabra con un funcionario del Gobierno de la Isla, que lo había citado varias veces para culparlo de varios delitos sin resolver. Sospechaban que había sido él, pero no tenían pruebas para demostrarlo.

Después de varios interrogatorios a los que fue citado Hernández, los agentes no sacaban las pruebas que necesitaban. Así que no les quedó más remedio que dejarlo en libertad.

En la quinta ocasión en que lo citaron, le dijeron que tenían una prueba de que él "estaba haciendo fechorías" y le propusieron un trato que consistía en que Roberto Hernández Schull les entregara un arma de fuego y se inculpara de unos delitos que tenían sin resolver y que, por este motivo, "tenían el 'bombillito' rojo arriba de ellos".

Así que le prometieron que si él hacía lo que ellos le pedían, a través de una orden operativa, lo ponían en libertad automáticamente y le limpiaban su expediente delictivo.

"Le prometieron que le iban a borrar sus antecedentes penales y que los seis meses de libertad condicional que le quedaban por cumplir serían suspendidos", explica su hermana a CiberCuba.

"Mi hermano fue ingenuo porque ese trato lo hizo de palabra y a escondidas de nosotros, su familia. Hoy yo digo, abiertamente, que este funcionario incitó a mi hermano a cometer un nuevo delito porque mi hermano, para conseguir ese arma, la quitó, la arrebató a un tal Ricardo, de San Miguel del Padrón. El dueño del arma, cuando se dio cuenta, lo secuestró y lo golpeó violentamente. Nos dio 24 horas para pagar 1.000 CUC de rescate y tuvimos que pagar", añade la hermana.

"Así fue. Como en las películas. Dicen que en mi país no hay secuestros, pero aquí sí hay secuestros", recalca.

"Mi hermano le entregó el arma al policía, al teniente Henry Tamayo, que estaba al tanto del cobro del rescate y no apareció hasta que supo que el secuestrador había soltado a mi hermano. La mujer de mi hermano quiso hacer la denuncia y él (el teniente Henry) le dijo que no, que tranquila, que eso lo iban a resolver después. Que primero iban a resolver este caso y luego el otro".

Casi inmediatamente Roberto Valentín Hernández ingresó en prisión. "No le dieron atención médica. No le dieron primeros auxilios. Supuestamente él iba estar sólo 72 horas preso. Pero al otro día lo trasladaron para 100 y Aldabó, una prisión del MININT con fama de ser "la más temible de Cuba".

Cuando vieron su estado en 100 y Aldabó, lo llevaron al médico para tener la prueba de que entraba a esa cárcel ya golpeado. "Lo hicieron para salvar responsabilidades después de llevar 24 horas detenido. Allí fue atendido por el coronel Osmani y la teniente Raiza", dice la hermana.

"En 100 y Aldabó empezaron a acomodar la historia como ellos entendían. El coronel Osmani me dijo a mí, en persona, que mi hermano no necesitaba abogado porque ellos mismos iban a ser su abogado y ahí es donde yo caigo con que están jugando con nosotros; de que todo es una mentira; de que todo es una patraña, que todo es una gran falsedad. Pero ya era tarde. Ya mi hermano era un delincuente confeso. Ellos habían logrado su objetivo y ya no les importaba haber engañado a un inocente y a su familia", insiste Janet Hernández Scull.

Para entonces, a la familia de Roberto Valentín Hernández no tenía nada que hacer. No tenían pruebas. Sólo el testimonio que ella, como hermana, podía dar. "¿A quién iban a acusar? ¿Quién es más creíble? ¿Un funcionario de un país o un multirreincidente en robos?", se pregunta.

La hermana de Roberto Valentín Hernández ha pasado los últimos dos años escribiendo a todos los órganos de Justicia de Cuba, reclamando la libertad de su hermano, pero nunca ha recibido respuesta.

"Es injusto que un inocente esté preso por algo que no hizo. Entiendo que le hayan sancionado por los errores que cometió en el pasado. Ahora él había rehecho su vida con una muchacha, pero aquí en Cuba nunca tendrá la posibilidad de cambiar y de ser un hombre de bien. Siempre va a arrastrar sus errores. Siempre va a ser el pez gordo para cualquier cosa que suceda. Mañana él cumple estos diez años injustamente y pueden volver a hacerle lo mismo cuando 'ellos' (la Seguridad del Estado y la Policía) no tengan la capacidad o la astucia para resolver los casos".

Ése es el motivo por el que Janet Hernández Scull ha decidido contar su historia a CiberCuba. "Yo hoy hago mi voz la suya para hacer justicia. Aclamo a la justicia. Sólo pido que se cumpla la ley. Por eso recurro a ustedes (CiberCuba) para que pidan justicia para este inocente", concluye.

Roberto Valentín Hernández Scull actualmente cumple prisión preventiva en la cárcel juvenil Ivano, del Cotorro, en La Habana.

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Tania Costa

(La Habana, 1973) vive en España. Ha dirigido el periódico español El Faro de Melilla y FaroTV Melilla. Fue jefa de la edición murciana de 20 minutos y asesora de Comunicación de la Vicepresidencia del Gobierno de Murcia (España)


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